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Yes 2024-12-08 20:15 active 1977 0 En medio de la ruina económica de su familia, ella renunció a su preciado violín y se convirtió en la dócil mascota de su esposo, solo para encontrarse con el desprecio de este. Afortunadamente, ella por fin despertó, se divorció con valentía y reinició su carrera musical, alcanzando un gran éxito y provocando el remordimiento de su ex. ===== Joelle Miller examinó minuciosamente el feed de Twitter de Rebecca Lloyd, estudiando con mucha atención cada video, ansiosa por ver el rostro del novio de Rebecca. Rebecca, la protagonista de los videos, irradiaba ternura y delicadeza con su sencillo vestido blanco. Si bien no era tan bella, tenía una genuina sencillez y una sonrisa encantadora. Había descubierto que, en los días importantes, Nochebuena, San Valentín e incluso el cumpleaños de Joelle, Rebecca estaba con Adrian Miller, su supuesto esposo, quien se había ausentado de todos esos días durante los últimos tres años. Esas alegres narraciones sobre su vida con su novio fueron más que suficientes para hundirla en la tristeza. "¿Lo ven? Él siempre guarda para mí la parte más jugosa de una sandía". "Incluso cuando llega tarde a casa, siempre me trae algo". "¡Y miren esta sorpresa! Recogió de la iglesia un amuleto de bendición para mí". ...... El nombre de usuario era "Cuenta Regresiva Hacia la Muerte", la única cuenta a la que Joelle seguía. Justo cuando reflexionaba sobre el siniestro nombre, la puerta del baño se abrió. En la habitación poco iluminada apareció Adrian. Gotas de agua caían de su cabello. A pesar de la tenue iluminación, sus atractivos rasgos permanecían intactos. Joelle cerró instintivamente su celular y le dio una mirada reflexiva. Hacía mucho tiempo desde la última vez que lo vio. Esa noche él no estaba ahí por decisión propia. Su abuela, Irene Miller, estaba enferma y, como quería un bisnieto con desesperación, lo obligó a regresar. De lo contrario, tal vez nunca hubiera venido. Durante sus tres años de matrimonio, Adrian pasaba la mayor parte del tiempo en Villas Oak, por lo que rara vez estaba en casa. Todos sabían que en realidad no amaba a Joelle. Estaba atrapada en un matrimonio por conveniencia. "Solo te voy a dar una oportunidad. El destino dirá si quedas e**arazada o no", declaró Adrian con una voz resonante. ¿Qué quería decir? Antes de que Joelle pudiera seguir pensando, Adrian la agarró del tobillo y la atrajo hacia él. Joelle palideció ante su crueldad, su cuerpo se tensó de miedo. "¡Adrian! Basta, no quiero...". Empezó a luchar frenéticamente. Era una completa humillación verse obligada a vivir en esa situación con el hombre que amaba. Adrian hizo una mueca de desprecio. "Te atreviste a diseño una vez, así que debiste haberlo visto venir. Solo aguántalo". Ante esas duras palabras, los ojos de Joelle se llenaron de lágrimas y sus pestañas bailaron como mariposas heridas. Mirando su rostro severo, dijo con voz temblorosa: "Las cosas no fueron lo que imaginabas..." Pero sus protestas fueron interrumpidas. Su resistencia se desvaneció a medida que la desesperación se apoderaba de ella. "Has aprendido que hacerte la difícil es mucho más interesante que quedarse tirada como un pez muerto", comentó con rencor. Después de ducharse, se marchó sin mirar atrás, como si no quisiera quedarse más tiempo ahí. Joelle no entendía qué papel tenía en su vida. ¿Solo era un juguete para su placer? ¿O una herramienta para cumplir las expectativas de su familia de tener un heredero? La ventana estaba completamente abierta, por lo que entraba un gélido y cortante viento. A Joelle se le erizaron los pelos de la nuca y se arropó más con su manta. No solo temblaba de frío, sino que sentía su corazón desgarrado, ahora no conocía en absoluto al hombre que había adorado durante casi ocho años. Tres años atrás, en un lujoso banquete organizado por la familia Miller, Joelle bebió demasiado. Cuando se despertó, en la con Adrian. Antes de que pudiera asimilar lo que estaba pasando, su hermano y varios miembros de su familia irrumpieron. Ya no podía revertir lo sucedido. La abuela de Adrian tomó las riendas y organizó su matrimonio. Desde entonces, él estaba convencido de que Joelle lo había hecho a propósito. A ella le desconcertaba su profunda animosidad, por más que creyera que lo había d**gado. Después de todo, habían crecido juntos. Pero ahora lo entendía todo. Para él, ella no era más que la nefasta mujer que había saboteado su relación con Rebecca. A menudo pensaba en lo perfecto que él se veía en los videos de Rebecca, siempre tan gentil y atento. Probablemente nunca le mostraría esa misma ternura. No pudo contener más las lágrimas y sucumbió a un ataque de sollozos. Esa noche no pudo dormir bien. Tuvo sueños sobre el pasado, cuando ella y Adrian no estaban en malos términos. Debido a su angustia, Joelle se levantó inusualmente temprano. Después de lavarse, se puso ropa de casa y bajó las escaleras. Leah Jenkins, la empleada doméstica con muchos años de servicio, la vio bajar y rápidamente puso la mesa con el desayuno, ya que conocía sus preferencias dietéticas. Joelle se tomó su tiempo para comer lentamente. "Señora Miller, ¿por qué anoche no convenció a su esposo para que se quedara? No viene a casa a menudo", comentó Leah con simpatía. Había sido sirvienta de la familia Miller durante muchos años, por lo que había visto cómo los dos se convertían de amigos de la infancia a enemigos. Joelle se mostró incómoda, pero lo ocultó con una sonrisa serena. "Lo intenté, pero no quiso quedarse". Incluso si pudiera mantener a Adrian cerca, él tenía el corazón en otra parte. Más concretamente, en Villas Oak, el hogar de la mujer que realmente amaba. Leah dudó y agregó con cautela: "Tal vez sea porque el señor Miller está muy ocupado con la empresa. Dirigir una compañía tan grande requiere mucho tiempo". Tres años atrás, le habían reasignado para cuidar de Joelle, así que entendía los entresijos de ese matrimonio mejor que nadie. Su perspicacia trajo consigo una sincera simpatía hacia ella. Las pestañas de Joelle temblaron mientras mordisqueaba su tostada. Sus ojos se llenaron de lágrimas debido a la tensión emocional. Sí, Adrian estaba muy ocupado, pero siempre tenía tiempo para Rebecca. Frecuentaba la Iglesia Redención en busca de un amuleto de bendición para ella. A pesar de su apretada agenda, siempre pasaba las vacaciones con ella. De repente, su celular rompió el silencio. Cuando Leah salió del comedor, Joelle agarró el dispositivo y vio que era una llamada de su mejor amiga, Katherine Nash. "Katherine, quiero el divorcio", confesó con voz ronca. Capítulo 2 En declive Joelle había tomado una decisión: quería el divorcio. No tenía sentido seguir alargándolo. Tras un silencio atónito, Katherine soltó una estridente carcajada. "¿Te quedarás con la mitad de los bienes de Adrian? ¡Oh, por Dios! ¡Joelle, te convertirás en una multimillonaria!". "No, no será así". Joelle había firmado un acuerdo cuando se casó con Adrian. Si se divorciaban, ella no recibiría nada. "Entonces, ¿por qué te estás divorciando? ¡Tienes que seguir siendo su esposa!". Joelle recordó la brutalidad de Adrian la noche anterior, así como la humillación posterior. Había sido muy ingenua al creer que su amor por él la ayudaría a soportar cualquier dificultad. Pero ahora sabía que había sido una completa tonta. ¿El sufrimiento hacía que Adrian la amara más? Claro que no. Para empezar, un hombre que realmente la amara nunca le haría sufrir. Joelle se rio de sí misma y cambió de tema: "Por cierto, ¿recuerdas el favor que te pedí?". "Sí, justo te iba a contar eso. Me pediste que estuviera atenta a un trabajo, y tengo algo para ti. Vas a enseñar a un estudiante a tocar el violín, aunque debo decir que será un desperdicio de tu talento". "Está bien", respondió Joelle con una leve sonrisa. "No será un desperdicio en absoluto. Llevo tres años siendo ama de casa. Es suficiente con que alguien quiera contratarme". "¿Cómo que no será un desperdicio? Casi formaste parte de una orquesta internacional. Si no fuera por el matrimonio…". Katherine se quedó en silencio, demasiado indignada por su amiga. Después de su boda, a Joelle ni siquiera le permitieron trabajar. Las familias adineradas se aferraban a esas reglas obsoletas. Era bastante ridículo. Hacía tres años, la carrera de Joelle como violinista despegaba. Pero las estrictas tradiciones de la familia Miller le prohibían tocar en público. El primer día de su matrimonio, la madre de Adrian le dijo: "No tienes que trabajar. Adrian te proveerá en todo lo que necesites. Tu único trabajo es tener bebés y cuidar a tu esposo". Una vez que terminó su llamada con Katherine, Joelle subió las escaleras y fue al estudio para agarrar su violín abandonado. Había sido un regalo especial de su padre en su decimoctavo cumpleaños. No obstante, poco después de recibirlo, este sufrió un derrame cerebral y cayó en coma. Su hermano mayor terminó asumiendo la responsabilidad de sustentar a la familia, así que la dejó perseguir su sueño de tocar el violín. Mientras recordaba el pasado, Joelle movió el arco sobre las cuerdas. Años atrás, un accidente le había lesionado la muñeca y desde entonces no había vuelto a tocar. A pesar del dolor agudo que sentía en esa zona mientras tocaba, no se detuvo y confió en su memoria muscular para tocar una pieza corta. Al final, soltó una risa amarga. Sonaba horrible. De repente, escuchó la alegre voz de Leah en la puerta. "¡Señor, ha regresado!". Estaba secretamente aliviada de ver a Adrian, ya que eso tal vez significaba que todavía se preocupaba por Joelle. Quizás si ella le decía algo amable, su relación podría mejorar. Por su parte, Joelle estaba sorprendida. Adrian rara vez venía a casa durante el día. Apenas había dejado el violín cuando se abrió la puerta. Ahí estaba la alta e imponente figura de su esposo. Sus ojos la recorrieron con el ceño fruncido. Recordaba que Joelle había aprendido a tocar el violín cuando era niña y que un reconocido profesor la había elogiado por su talento. Sin embargo, por alguna razón, había dejado de tocar. Hacía un momento, la había escuchado desde afuera y le pareció una interpretación mediocre. ¿Cómo era posible que la elogiara por su talento? Joelle lo miró y bajó la cabeza para volver a guardar el violín en su estuche. "¿Qué te trae por aquí?", murmuró. "¿Necesitas algo?". "Vine a recoger algo y recordarte que mañana tenemos que visitar a la abuela", respondió él fríamente. Era una regla familia visitar a su abuela al menos una vez al mes, y mañana era el día. De no ser por esa obligación, Adrian no habría regresado. Irene se enfadaría si no iban juntos. Joelle sonrió con amargura. Recordaba las normas de los Miller mejor que Adrian y siempre las cumplía. Ni siquiera Irene, tan estricta como siempre, podía encontrarle defectos. "No lo he olvidado, me alegra que tú tampoco lo hayas hecho", respondió. Su tono acusatorio hizo que Adrian pusiera una mueca. Una ira latente empezó a hervir dentro de él. Sin decir nada más, se dirigió al vestidor para buscar algo. Aunque él no solía estar en casa, Joelle aseaba meticulosamente su guardarropa, por lo que tenía la ropa lavada, planchada y ordenada. Era como si su papel se redujera a realizar las tareas del hogar, algo que Leah también podía hacer. Su única ventaja, tal vez, era ser más joven y más guapa que Leah. Sus ojos siguieron los movimientos de Adrian. Tenía el dedo anular desnudo, sin el anillo de bodas. Una punzada de dolor le atravesó el corazón. "Adrian, hay que divorciarnos", declaró con una voz tan suave como la brisa. Había agotado todas sus fuerzas al pronunciar esas palabras, pero se sintió extrañamente aliviada. Adrian se dio la vuelta y la miró con una sonrisa burlona. "Tienes que pensar muy bien antes de hablar. La familia Watson está en declive. Sin mi apoyo, ¿vas a dormir en la calle con tu hermano?". Desde la caída de la familia Watson, Joelle pasó de ser amada a quedar en ridículo. La familia Miller la despreciaba y la miraba por encima del hombro, como si ella y su hermano fueran sanguijuelas de las que no podían librarse. Incluso sus momentos íntimos con Adrian la hacían sentir degradada. Joelle se mordió el labio y se enderezó. "Ya he alquilado un apartamento. Incluso si terminara durmiendo en la calle, es asunto mío". Solo quería que su esposo la respetara, pero tres años de cautiverio la habían dejado sin orgullo ni dignidad. "¿Y de dónde sacaste el dinero para alquilar un apartamento? Si tanto querías ser independiente, no deberías haber gastado ni un solo centavo de mi familia". De espaldas a ella, Adrian encontró entre unos muebles el anillo de bodas perdido y lo sostuvo en la palma de su mano. Joelle no se dio cuenta. Las palabras de ese hombre la dejaron sin aliento. Sí, había utilizado sus escasos ahorros para alquilar el apartamento. Pero como estaba casada con Adrian, ¿lo que era suyo no era también de él? Además, el apoyo financiero que Adrian les había dado a los Watson durante todos esos años ascendía a una suma significativa. Joelle siempre había despreciado la idea de deberle algo, pero su deuda con él era infinita. Si se divorciaban, tal vez dejaría de darle apoyo financiero a la familia Watson. ¿Estaba sugiriendo que ella debía salir del matrimonio con las manos vacías? Cuando Adrian se dio la vuelta para irse, Joelle dijo con una dignidad apenas intacta: "Tengo derecho legítimo a este matrimonio y a reclamar lo que supuestamente es mío. Pero no te preocupes, no pediré mucho, solo lo suficiente para ayudar al Grupo Watson a superar esta crisis". Adrian se quedó paralizado y su mirada se agudizó. Sus labios formaron una fina línea mientras apretaba la mandíbula. Eran claras señales de su creciente furia. Aunque Joelle ya se había preparado mentalmente, no podía soportar su intensidad. Cada segundo bajo su mirada severa la ponía más ansiosa. De repente, sonó el celular de Adrian, quien lo sacó de su bolsillo y estuvo a punto de alejarse. "¡Adrian!". Capítulo 3 Siempre mantendré la cabeza en alto La frustración de Adrian crepitaba como estática. "Si tu hermano necesita dinero, dile que vaya al Grupo Miller". "¡No se trata de eso!", replicó Joelle. La había malinterpretado por completo. Con el corazón latiendo con urgencia, corrió tras él. "¡Adrian, quiero el divorcio!". Adrian dejó de subir las escaleras y giró la cabeza. El celular en su mano había dejado de sonar. Con un metro noventa de altura, se alzaba sobre ella. "Joelle, ¿no se te ocurre un mejor juego que este interminable tira y afloja?", preguntó burlonamente con una mirada gélida. "Si de verdad quieres divorciarte, ¿por qué no se lo dices tú misma a la abuela? ¡No quiero volver a escucharte pronunciar esa palabra!". La puerta se cerró de golpe detrás de él, haciendo eco a su irrevocable decisión. Joelle se apoyó contra la pared y sus piernas cedieron hasta que se deslizó al suelo. Una risa amarga emergió de sus labios. Irene había organizado su matrimonio. Adrian se había visto obligado a aceptar, y Joelle lo sabía muy bien. Si de verdad quería el divorcio, lo más efectivo sería hablar con Irene. Sin embargo, una pequeña y estúpida parte de ella se había aferrado a la esperanza de que ella y Adrian eran una verdadera pareja. Por eso se lo había mencionado primero a él, porque lo veía como su esposo. Sin embargo, olvidó un detalle crucial: Adrian nunca había querido casarse con ella. Su reticencia había sido evidente desde el principio, aunque ella había intentado pasarla por alto. Sus últimas palabras no solo fueron despectivas, sino una orden. Si de verdad quería el divorcio, debería enfrentarse a Irene. Joelle se dio una ducha, se puso ropa limpia y se preparó para visitar a la anciana. Irene era estricta, autoritaria y temida por toda la familia. Gobernaba con puño de hierro y no toleraba la desobediencia. Pero Joelle tenía un vínculo muy especial con ella. En parte, había aceptado casarse con Adrian para cumplir las expectativas de Irene. Quería cuidar de Adrian, construir un hogar y asegurarse de que la anciana falleciera sin remordimientos. Pero ahora ya no aguantaba más. Ver a Adrian tan preocupado por otra mujer le llenaba de una amargura que parecía consumirla. Era consciente de que él no la amaba. ¡Nunca lo hizo y nunca lo haría! Estaba a punto de irse cuando sonó su celular. Era su hermano, Shawn Watson. "¿Shawn? ¿Qué ocurre?". "¡Señora Miller!". Era el asistente de Shawn. Su voz sonaba muy asustada, algo que Joelle nunca había escuchado. Se le heló la s**gre y agarró el celular con más fuerza mientras permanecía en la escalera. "¿Dónde está mi hermano? ¿Qué le pasó?". "Anoche el señor Watson asistió a una reunión de negocios, donde lo presionaron para que b*iera. Supuestamente volvería a casa, pero Erick Lloyd insistió en llevarlo a unas aguas termales". Joelle se quedó congelada y la furia recorrió sus venas. "¿Erick no sabía que eso podría matarlo?". "¡Erick es un s**vergüenza! Se jacta de su poder desde que su padre y su hermano se volvieron chóferes de la familia Miller. ¡Señora Miller, tiene que venir rápido! El señor Watson está siendo operado y los médicos han emitido dos avisos de condición crítica. ¡No pude aguantar más, así que la llamé!". El asistente parecía estar al borde de las lágrimas. Joelle sabía que él no se habría puesto en contacto con ella a menos que la situación fuera bastante desesperada. Shawn siempre la había protegido de las malas noticias, sin importar lo sombrías que fueran las circunstancias. Si su asistente estaba tan conmocionado, la vida de su hermano debía estar en peligro. Joelle sintió como si el mundo se cerrara a su alrededor y un nudo se formó en su garganta. Al bajar del último escalón, tropezó y se cayó con fuerza, torciéndose bruscamente el tobillo. El dolor abrasador la devolvió a la realidad y las lágrimas brotaron de sus ojos. "¡Oh, no, señora Miller, tenga más cuidado cuando camina!". Leah corrió a ayudarla a levantarse. Joelle agarró el brazo de Leah con la visión borrosa a causa de las lágrimas. Intentó hablar, pero las palabras le salían entrecortadas porque estaba sollozando. "Mi hermano... ¡Tengo que ir al hospital para verlo!". Leah sintió su urgencia y respondió sin dudar: "De acuerdo, no se preocupe. ¡Le pediré al conductor que la lleve de inmediato!". Leah era una criada experimentada y confiable que llevaba años al servicio de la familia Miller. Cinco minutos después, el auto ya estaba aparcado delante de la villa. Joelle estaba a punto de subir cuando se volvió hacia Leah. "Por favor, no se lo cuentes a Irene. No quiero preocuparla". El corazón de la criada se ablandó. Incluso con el rostro pálido y surcado de lágrimas, Joelle se preocupaba por la salud de Irene. ¡Qué muchacha tan rara y extraordinaria! "No se preocupe, señora Miller. Yo sé qué hacer. Vaya a ver a su hermano". Cuando Joelle llegó al hospital, Shawn acababa de salir del quirófano. Al ver a su jefe conectado a tubos y cables, el asistente casi se desplomó. Joelle se acercó y lo encontró arrodillado contra la pared, con los ojos hundidos e inyectados en s**gre. Tuvo que contener el impulso de regañarlo por no haber protegido mejor a su hermano. Más tarde habría tiempo para eso. Cuando la condición de Shawn fue más estable, Joelle llevó al asistente a un lado. "Cuéntamelo todo. ¿Cómo ocurrió esto?". El asistente vaciló, con el rostro desencajado. "Señora Miller, el señor Watson nos ordenó específicamente que no la involucremos en los asuntos comerciales". "Pero esto es una cuestión de vida o muerte. ¿Piensas que todavía es una opción no decirme nada?". Ya sin paciencia, Joelle se dio la vuelta para alejarse. "Señora Miller, eso no sirve de nada", respondió el asistente desesperadamente. "Usted sabe que desde la muerte de su padre, el Grupo Watson ha dependido por completo de su hermano. Ha estado luchando para defender la dignidad de la familia, porque quiere que su vida con los Miller sea más llevadera". Durante esos años, Shawn había luchado valientemente para mantener a la familia a flote. No obstante, sin el apoyo financiero de Adrian, sus esfuerzos se habrían desvanecido hacía mucho tiempo. Su deseo más profundo era que su hermana viviera cómodamente, pero a pesar de sus incansables esfuerzos, nunca pudo hacerle ganar el respeto que merecía por parte de su esposo. No importaba lo mucho que se sacrificara, ella seguiría siendo infravalorada en la familia Miller. Joelle estaba hirviendo de rabia, pero sabía que no podía cambiar su realidad. Entonces, inspiró profundamente y preguntó: "¿No mencionaron mi relación con Adrian?" Esperaba que alinearse con los Miller pudiera ayudar a Shawn a mantenerse firme en sus actividades sociales. "El señor Watson se niega a tocar ese tema, pues teme que eso le haga las cosas más difíciles a usted". Joelle soltó una risa amarga. Jamás había estado en igualdad de condiciones con Adrian. No le extrañaba que la despreciara, ya que apenas podía soportarse a sí misma. Solo hacía una hora que le había pedido el divorcio. Y ahora se aferraba al nombre de su esposo, desesperada por facilitarle la vida a su hermano. "Dile a Shawn que soy la esposa de Adrian Miller, Irene me eligió personalmente. ¡Mientras sea la señora Miller, mantendré la cabeza en alto dentro de la familia!". De repente, escucharon unos pasos detrás de ella. Joelle se dio la vuelta y vio a Adrian, que tenía una sonrisa fría en su rostro. A su lado, se encontraba una muchacha de aspecto frágil, con grandes ojos inocentes, aferrada a él. Adrian la miraba desdeñosamente, como si incluso le costara reconocer su presencia. Ya se había dado cuenta de que ella realmente no quería el divorcio. La mujer que había parecido tan decidida a irse, ahora estaba haciendo alarde de su título como la señora Miller. Su amenaza de divorcio no había sido más que una estrategia, como una pelea de amantes que terminaba en amenazas vacías. Era tan astuta que lo había d**gado para obligarlo a casarse. Con tácticas tan engañosas, ¿cómo podría irse tan fácilmente? Su matrimonio eran un salvavidas para las dificultades de su familia. Adrian le daba cien millones cada año al Grupo Watson. Joelle sería una tonta si se arriesgaba a perderlo divorciándose de él. Capítulo 4 Por fin se dio cuenta Hacía mucho que Joelle se había vuelto insensible ante la indiferencia de Adrian. Observó sin decir nada los brazos entrelazados de la pareja y recordó los dulces momentos capturados en los videos de Rebecca, que provocaban la envidia de mucha gente. ¡Qué pareja tan perfecta! Ese pensamiento la golpeó. "¡Joelle, por favor, no nos malinterpretes!", dijo Rebecca con urgencia mientras retiraba su mano del brazo de Adrian. "No me siento bien y no puedo caminar, así que Adie simplemente tuvo la amabilidad de sostenerme". Joelle esbozó una leve sonrisa. "¿Qué te trae al hospital?", preguntó mirando a Adrian, como si no hubiera escuchado la explicación de Rebecca. "Es por Erick", dijo Rebecca, con las manos entrelazadas como una niña arrepentida. "También vine a pedirte perdón, Joelle. Lamento que Erick haya sido tan descuidado para provocar que tu hermano terminara en el hospital". "¿Descuidado?", replicó ella. "Tu hermano casi m*ta al mío, ¿y crees que una disculpa bastará para arreglarlo?". Rebecca se estremeció y agarró la manga de Adrian en busca de apoyo. "Ya es suficiente, Joelle", respondió él con una voz tan gélida como el invierno. "No fue a propósito". Luego, se volvió hacia Rebecca y agregó suavemente: "Vamos, ¿no viniste para ver a Erick?". Fue entonces cuando Joelle lo entendió todo. Había esperado ingenuamente que Adrian viniera para ver a Shawn. Pero no, había venido con Rebecca para ver a Erick. Incluso si visitara a Shawn, sería por obligación, nada más. Pero sabía que no debía esperar que él la defendiera. "¡Rebecca, no olvidaré lo que hizo Erick!", espetó. Rebecca dobló las piernas y se desplomó sobre el pecho de Adrian, quien la atrapó justo a tiempo y la abrazó con fuerza. "Joelle, Erick no tenía malas intenciones. ¡También está en el hospital!". "¿Ya está muerto? ¡Si no, tendrá que pagar por lo que hizo!". Joelle no solía arremeter, pero esta vez era diferente. Shawn era la única familia que le quedaba. Su padre, incapacitado por un derrame cerebral, se encontraba en estado vegetativo con poca o ninguna esperanza de recuperación, y su madre había fallecido en un accidente de tráfico. Desde los dieciocho años, habían sido solo ella y Shawn, enfrentándose juntos a las dificultades del mundo. En sus momentos más oscuros, Shawn llevó sola la carga para dejar que Joelle persiguiera su pasión por el violín. Ahora la idea de perderlo también a él era insoportable. Su único deseo era que Erick muriera. "Joelle, ¿cómo puedes decir eso?", sollozó Rebecca con incredulidad. Ya sin paciencia, Adrian fijó su fría mirada en Joelle. "¿Qué deseas?". "Shawn recibió dos avisos de condición crítica. ¿Qué hay de Erick?". Rebecca jadeó, su frágil cuerpo estaba temblando como una hoja en el viento. "¡Joelle, por favor! Solo me queda un hermano. ¡Por favor, ten compasión!". Se desmayó antes de que la otra mujer pudiera responder. Adrian la levantó en sus brazos y le dio una última mirada de reproche a Joelle. Luego, se alejó y la dejó clavada en el mismo lugar, incapaz de moverse o incluso de pensar, lo que pareció una eternidad. Antes de su matrimonio, había sido una chica adinerada, pero luego se convirtió en la sirvienta de Adrian. Ahora se daba cuenta de lo ingenua que había sido. Ella solía ser una persona muy orgullosa, pero ahora soporta todo tipo de agravios sólo para complacer a su marido. ¡Qué patético! Han pasado tres años, es hora de divorciarnos y comenzar una nueva vida... ...... ¿Qué sucederá en adelante? Los capítulos disponibles son limitados aquí, haga click el botón abajo para instalar APP y disfrutar leyendo más contenidos maravillosos. (Al abrir el APP, directo accederá a este libro) &9& LEARN_MORE https://fbweb.manobook.com/14484375-fb_contact-spa Romance Novel https://www.facebook.com/100083771162998/ 48,404 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 fbweb.manobook.com VIDEO https://fbweb.manobook.com/14484375-fb_contact-spa220_2-1023-core2.html?adid={{ad.id}}&char=331118&accid=1164004058227180&rawadid=120214427896190186 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-2.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/468074832_545479581777783_1069436115960056146_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=109&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=9uFTZToFfSsQ7kNvgEwQl07&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-2.xx&_nc_gid=AwVxylXcVcvWlIPEmVUIpKM&oh=00_AYDljmzW4WvwMdAaMkCULd15eh9uSVUlrU-5bEcKUJJxWw&oe=675C2FE0 PERSON_PROFILE 0 0 0 Romance Novel 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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No 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Read next chapter When they met again, her ex-husband tearfully begged for remarriage. However, the wheelchair-bound tycoon of business lore, rumored to be unable to walk, rose to his feet, clasping her hands tightly, "You are worthy of pursuing her?!" ===== "I've filed for divorce. Four million should set you up for life." Colton Stevens impatiently walked over, his frustration almost palpable. "It's our third wedding anniversary today, can't we at least finish this meal together?" Allison Clarke's face froze for a heartbeat. Her nails dug painfully into her palm as she fought to keep her composure. Colton scoffed, his eyes cold and distant. "Even if we finish this meal together, I'll never love you. Besides, Melany's back. She's proud, and she won't stand for this whole situation." A flicker of softness crossed his face at the mention of Melany Johnson, a warmth that had never been reserved for Allison, no matter how hard she'd tried. She had bent over backward for him, cared for his parents, and sacrificed everything for years. But none of it had earned her more than a passing glance. Melany was the one who held his heart--had always held it. She had walked out on him three years ago, breaking off their engagement and leaving for abroad. Yet now, with a mere word from her, Colton had easily embraced her return and chosen to divorce Allison without a second thought. Allison gripped the table's edge as if trying to steady herself against a sudden gust of wind. "Does your grandpa know about this?" Colton let out a sharp, mocking laugh. "Don't think you can hide behind Grandpa. He's in the hospital and can't handle any stress. My parents are on board with the divorce. In fact, Melany met with them just today." Allison's heart sank, an icy chill creeping through her veins. She had once been celebrated as a genius perfumer, renowned hacker. For three years, she'd buried every trace of that brilliance, molding herself into the perfect housewife. Just recently, she had secured a rare opportunity with Cobweb--the most elusive intelligence network--hoping to help the Stevens family clinch a crucial deal. A chance like that was nearly impossible to come by. Yet now, it all seemed like a cruel farce. "So, Melany's at your parents' place?" she asked, her voice brittle. "Naturally." Colton smiled, his features softening as if the thought of Melany made everything brighter. "They just had dinner. Melany's always gotten along with my parents. They've been singing her praises all evening -- saying how thoughtful and understanding she is." "And you all knew she was coming back," Allison murmured, her voice thick with disbelief, "but left me in the dark." Her eyes glistened, the sting of betrayal cutting deep. Thoughtful and understanding -- how ridiculous. His parents used to make the same comments about her. Colton shot her an impatient glare. "It wasn't on purpose. The butler just forgot to mention it. Don't start creating drama where there isn't any." He looked at her then, truly looked at her, and for a moment, his expression shifted to one of disdain. Allison had always been delicate, her skin flawless, and her features striking, especially her bright, clear eyes. But none of that mattered. She was boring, and that was all. The ideal housewife, yes--everything he could have wanted in a caretaker for his parents--but living with her was stifling. Allison ironed clothes and prepared meals with precision every day. Her routine was so predictable that Colton never had to wonder what she was doing. She was the picture-perfect housewife--dutiful and entirely devoted to staying home. But he was beyond tired of it. "And whether you accept the fact or not, you're leaving tonight." Colton hesitated, realizing how harsh he sounded. "You can move to Starfish Villas. Take the villa, it's yours." He had done his research on Allison. She came from a modest rural background, dropped out of school early, and hadn't seen much of the world. If it weren't for the fact that she had saved his grandfather's life, she would never have married into the Stevens family. In his mind, offering her the villa seemed more than generous for someone with her humble beginnings. But Allison's face didn't show gratitude. Instead, she offered him a thin, cold smile. "So, she's moving in now?" Allison didn't care about the villa or the four million he offered. She could make far more as a top-tier hacker. What hurt was being discarded after three years of loyalty. Colton sighed and said, "The room on the second floor was always hers. Melany's back and has nowhere else to stay, so I told her she could move in. If you're still here, she'll feel uncomfortable." Her silence was enough to annoy him, assuming she was unhappy with the deal. His frustration grew. "Don't push it. You need to know when enough is enough." He glanced at his watch, clearly counting down the time. "Now that I've lodged my divorce petition, we'll meet in the courthouse in a few days. You'd better make preparations and hire a lawyer..." He did not get to finish. "I know what to do," Allison cut him off, her voice laced with disgust. Her mind wandered back to a childhood memory--when she was blinded and in grave danger. A boy carried her on his back for three days and nights, saving her life. That boy had said his name was Colton Stevens. Now, three years after their marriage, that same boy was forcing her to leave. Time had an uncanny way of warping people into strangers. "I'll go," Allison said, snapping back to the moment. She stood up and looked at Colton firmly with detachment. "From now on, we owe each other nothing." Colton let out a breath, relieved. "Good." As if on cue, the housekeeper, Kaelyn Thorpe, appeared at the top of the stairs, struggling with a suitcase. "Sir, your parents called and said Ms. Clarke needs to leave right away, so I packed her things... Oh no!" Before she could finish, she dramatically yelped and pretended to twist her ankle. Allison's suitcase tumbled down the stairs, spilling her belongings everywhere. Chapter 2 Return "Ms. Clarke, I'm so sorry! I didn't mean to!" Kaelyn hurried down the stairs, her face a picture of exaggerated concern. "Maybe you can just toss everything in a bag for now?" she added, hiding her disdain behind a sweet smile. Kaelyn had always looked down on Allison, seeing her as nothing more than a poor country girl who'd shamelessly latched onto Colton for a better life. Colton frowned in frustration. "You're so clumsy!" he snapped, glancing at the scattered clothes. Allison's suitcase contained so little--a few clothes and hardly any jewelry. She hadn't even spent much of the money he had given her over the years. She lived simply, frugally, and it was a reflection of how she had never tried to take advantage of her status. But love couldn't be forced or faked. "Melany's luggage takes priority. Just toss Allison's things in a storage bag," Colton added dismissively, eyeing the broken suitcase. "I'll have the housekeeper buy you a new one tomorrow." Allison gave a faint, bitter smile. "That suitcase was the one I stole from the kidnappers when we were running for our lives. If it hadn't been for it, we would've drowned back then." For years, she had taken care of that suitcase--just as she had taken care of their marriage. And now, like their relationship, it lay shattered. Colton let out a cold laugh. "That story might fool my grandfather, but it doesn't work on me." The memory of being kidnapped as a child was too vague, and he always doubted that Allison had been with him during that time. Turning to Kaelyn, Colton raised his voice. "Hurry up and pack her things!" "Yes, sir," Kaelyn eagerly began to gather Allison's clothes, but she deliberately stepped on them, dirtying them in the process. With a sickly sweet tone, she mocked, "Ms. Clarke, Mr. Stevens' grandmother always says that people are like clothes. Once a person's clothes are stained, it doesn't matter how much you wash; the marks never truly fade." Allison had always been kind to Kaelyn, even when she didn't have to be. After all, Kaelyn was a distant relative of Colton's grandmother. Years ago, when Kaelyn had made a blunder that nearly put the Stevens family at odds with Kellan Lloyd, the eldest son of the Lloyd family, it was Allison who had smoothed the waters. She had negotiated a deal with Kellan, who was paralyzed, securing the critical land for the Stevens' commercial project. Back then, Kaelyn had been grateful, almost humbled. But now, emboldened by the winds of change within the Stevens family, Kaelyn acted as if she had never bent the knee. It all boiled down to one thing--Colton's grandmother's favor had drifted, and with it, so had the family's attitude. "If clothes get dirty, you're right," Allison said, her eyes flicking to Colton, "they're impossible to clean completely." She shrugged, a casual finality in her voice. "So, I won't be needing them anymore." She had never liked those bland, shapeless things anyway. They had never quite suited her. For the first time, Colton looked at Allison as if seeing her through a new lens--her usual softness was now replaced with a sharp edge. After saying that, Alison turned and walked away. Stepping out of the villa, Allison dialed a familiar number. When the call connected, her voice was calm, almost light. "Rebecca, I'm divorced, and I've moved out of his villa. My house and car are still in Vrining. Mind if I crash at your place for the night?" On the other end of the line, Rebecca Green went from silence to squealing joy within seconds. "Holy crap! You finally divorced that i**ot! Forget crashing--you're staying over for a party! A single's party!" Even from a distance, Allison could hear Rebecca's exaggerated laughter bubbling through the phone. "If the folks at Cobweb find out the founder is back, the servers will explode!" Chapter 3 Cruise Party Inside the villa, Colton's gaze falling on the dining table loaded with food. Frustration flared inside him, especially as his mind flashed back to the memory of Allison just left earlier. Allison had stayed composed, but something about her felt colder, harsher than before--far from the docile, compliant woman he once knew. But the thought slipped away quickly. To him, Allison would always be that dull, submissive housewife. Without him, she'd be nothing. Outside the villa, a sleek Lamborghini pulled up, and a woman stepped out. "Allison, darling!" Rebecca rushed over and wrapped Allison in a warm embrace. "You know, you could live at my place forever if you wanted to!" Rebecca, the only daughter of the Eternity Group's owners, practically owned half the city's skyline. A roof over Allison's head was hardly an issue. "So, what on earth happened tonight?" Rebecca asked, pressing close, her cheek resting against Allison's neck. "You still smell like cooking oil. Don't tell me you were cooking for that m**on again?" Allison felt the familiar tightness in her throat, emotions rising as Rebecca's hug warmed her. "Let's talk in the car," she said. Once inside the Lamborghini, Allison began to recount what had happened this whole day. Her voice remained steady, but Rebecca's temper flared like a spark igniting dry wood. "Can you believe this? Colton got dumped by Melany on their wedding day, and now he's trying to crawl back to her by divorcing you? They're made for each other--two peas in a rotten pod!" Rebecca raged. "And his parents!" Rebecca added, her anger rising like a storm. "You've been looking after them for three years, bending over backward for that family, and this is the thanks you get?" Rebecca continued her tirade, her words like b*llets. "Listen, he's lost his memory of that incident in his childhood, sure, but that doesn't excuse what he's done. You've more than paid your dues over the last three years. There's no point pretending to be the woman he wants anymore. You've wiped that slate clean." Allison slouched in the passenger seat, her gaze distant as the world blurred past her window. "It's done. We're even now." For three years, she'd molded herself into Colton's image of the perfect woman. She'd ditched her heels, pulled her hair back, and settled for modest, boring outfits--ones she didn't even like--all to mirror Melany. But no matter how hard she tried, she couldn't compete with the woman he truly loved. "Allison, the truth is, the Stevens family doesn't deserve someone like you." Rebecca's voice softened, thick with the weight of emotions as she sensed Allison's exhaustion. "Divorce is a process, but until it's settled, you'll stay with me. You're like a sister to me, anyway." Allison managed a small smile. "Okay." Growing up in an orphanage, Allison had never had any family members. But Rebecca had always treated her better than anyone ever had. Their conversation trailed off as they arrived at an exclusive makeup studio. Rebecca rolled down the window and waved enthusiastically at Mary Brown, a famous makeup artist. "Hey, Mary! Got a little project for you!" Allison rubbed her temples, g**aning softly, "Honestly, I'm wiped. I don't think I can handle makeup tonight." "Oh, come on! You're not planning to keep that whole tired, 'still-waiting-for-him' look, are you?" "Yeah... Definitely not." "Exactly!" Rebecca's face lit up. "Relax and let the pros do their magic. These are top-tier, international artists. Tonight, they're bringing out the version of you the world's been missing!" Thirty minutes later, the transformation was undeniable. Nearly everyone who saw her in the mirror was momentarily stunned. Allison's naturally striking features had always been overshadowed by exhaustion. But now, with just a touch of makeup, she was breathtaking. Her long, feline eyes, accentuated by just the right amount of shadow, were captivating without going overboard. A delicate beauty mark drawn near the corner of her eye added a hint of daring that felt almost rebellious. Even Rebecca couldn't contain her excitement. "This... this is the Allison I remember!" She gestured to a rack of dresses being brought in. "Sweetheart, pick any gown that calls to you. I pulled out all the stops for tonight. We're celebrating your freedom on a luxury yacht. I swear, it's going to be a night you won't forget!" Allison waved it off. "I'm not in the mood." Rebecca watched her closely, sensing she could still be holding onto the past. Time to pull out the big guns! "You know there are going to be international perfumers at this party, right? Including the brains behind Charisma Company! Don't tell me you're not curious to finally meet him." Charisma was the country's most prestigious perfume brand. Allison had crossed paths with the CEO at an international perfumery competition. His creations had been nothing short of art. For the first time in forever, they evoked a feeling of déjà vu, something about them reminding her of her mother's style. But like her, the CEO was an enigma. He'd never showed up in public, even as Charisma shot to global fame. No one knew what he looked like, not even now. "Alright, let's check it out." Allison finally relented, her curiosity piqued. After all, she'd once hacked into Charisma's database, coming up empty-handed. And something in her gut still whispered that this mysterious perfumer could be linked to her mother, somehow... ...... What happens next? Available chapters here are limited, click the button below to install the App and enjoy more exciting chapters (Automatically jump to this novel when you open the app) &5& LEARN_MORE https://fbweb.moboreader.net/62446322-fb_contact-e Fun Novel https://www.facebook.com/100090881055588/ 1,272 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 fbweb.moboreader.net IMAGE https://fbweb.moboreader.net/62446322-fb_contact-enp83_2-1031-core1.html?adid={{ad.id}}&char=331118&accid=233925549638247&rawadid=120213236518220604 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-2.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/465711605_1640143933247350_6076874799935867538_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=109&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=yhWT7vsLgcgQ7kNvgG_ydsI&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-2.xx&_nc_gid=Asvq5_YD-rnBPoZEaN7M66d&oh=00_AYDoQGV2HeRsuClOXDekBf9rQ-S0iZK_ayn3qMG3jCpD5Q&oe=675C3A93 PERSON_PROFILE 0 0 0 Fun Novel 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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Yes 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Exposing the Spiritual Roots of Disease! Join us in Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8th, 2025 Are you struggling with disease or mental illness and looking for answers? Perhaps you have tried everything and nothing else has worked. God still heals today! At Be in Health, we have seen healings from cancer, cardiovascular disease, diabetes, infertility, mental illness, learning disabilities, autoimmune disease, allergies, addictions, depression, anxiety disorders, traumas, rejection, hopelessness, and much more. We are coming to Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8 There is hope—you can find healing in your spirit, soul, and body through Christ Jesus. LEARN_MORE https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63 Be in Health™ https://www.facebook.com/beinhealth/ 23,707 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63... IMAGE Beautiful and powerful native Salesforce events platform. https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63zk9/be-in-health-charlotte-nc-4a5PRoBzmX/overview 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-2.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/468419125_1102834057881429_7963398513864968631_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=106&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=9NGsMJL5sSUQ7kNvgGZpWzJ&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-2.xx&_nc_gid=AwVxylXcVcvWlIPEmVUIpKM&oh=00_AYC-7OZKyobis3_d6zak-upIGI2QES27Ax5vVOTO57ldfg&oe=675C0F01 PERSON_PROFILE 0 0 0 Be in Health™ 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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No 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Exposing the Spiritual Roots of Disease! Join us in Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8th, 2025 Are you struggling with disease or mental illness and looking for answers? Perhaps you have tried everything and nothing else has worked. God still heals today! At Be in Health, we have seen healings from cancer, cardiovascular disease, diabetes, infertility, mental illness, learning disabilities, autoimmune disease, allergies, addictions, depression, anxiety disorders, traumas, rejection, hopelessness, and much more. We are coming to Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8 There is hope—you can find healing in your spirit, soul, and body through Christ Jesus. LEARN_MORE https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63 Be in Health™ https://www.facebook.com/beinhealth/ 23,707 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63zk9/be-in-health-charlotte-nc-4a5PRoBzmX/overview VIDEO https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63zk9/be-in-health-charlotte-nc-4a5PRoBzmX/overview 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-1.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/468365054_574458311900104_5082449445218837414_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=101&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=eNYjhf6blxQQ7kNvgFyr45Z&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-1.xx&_nc_gid=AwVxylXcVcvWlIPEmVUIpKM&oh=00_AYBZKkzVuCjYjBLsFecYlyZjVD67FQ_jNwmg9Rr3Bo2-pQ&oe=675C1313 PERSON_PROFILE 0 0 0 Be in Health™ 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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Yes 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Exposing the Spiritual Roots of Disease! Join us in Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8th, 2025 Are you struggling with disease or mental illness and looking for answers? Perhaps you have tried everything and nothing else has worked. God still heals today! At Be in Health, we have seen healings from cancer, cardiovascular disease, diabetes, infertility, mental illness, learning disabilities, autoimmune disease, allergies, addictions, depression, anxiety disorders, traumas, rejection, hopelessness, and much more. We are coming to Charlotte, NC for a FREE conference on February 7-8 There is hope—you can find healing in your spirit, soul, and body through Christ Jesus. LEARN_MORE https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63 Be in Health™ https://www.facebook.com/beinhealth/ 23,707 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63zk9/be-in-health-charlotte-nc-4a5PRoBzmX/overview VIDEO https://events.blackthorn.io/en/j029ldn7/g/T9WgD63zk9/be-in-health-charlotte-nc-4a5PRoBzmX/overview 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-1.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/468481312_1137161091470513_2089928766300518238_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=107&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=aH1_JB45Bd8Q7kNvgGuzGc_&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-1.xx&_nc_gid=Ay3kbtBR-A35l1EUpGp4Exi&oh=00_AYDbSeV1QzlcCG6J13ig3zLtNcSjOojbz5mWwb5t1DneGg&oe=675C2D08 PERSON_PROFILE 0 0 0 Be in Health™ 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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No 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Vuelve conmigo, amor mío Durante tres años, hizo todo lo posible por complacer a su marido, pero él la torturó con locura, creyendo que en el pasado ella lo había seducido deliberadamente y lo había separado del amor verdadero. Ya no queriendo sacrificarse sola, se fue desesperada, mientras el hombre se volvía loco. ===== Joelle Miller examinó minuciosamente el feed de Twitter de Rebecca Lloyd, estudiando con mucha atención cada video, ansiosa por ver el rostro del novio de Rebecca. Rebecca, la protagonista de los videos, irradiaba ternura y delicadeza con su sencillo vestido blanco. Si bien no era tan bella, tenía una genuina sencillez y una sonrisa encantadora. Había descubierto que, en los días importantes, Nochebuena, San Valentín e incluso el cumpleaños de Joelle, Rebecca estaba con Adrian Miller, su supuesto esposo, quien se había ausentado de todos esos días durante los últimos tres años. Esas alegres narraciones sobre su vida con su novio fueron más que suficientes para hundirla en la tristeza. "¿Lo ven? Él siempre guarda para mí la parte más jugosa de una sandía". "Incluso cuando llega tarde a casa, siempre me trae algo". "¡Y miren esta sorpresa! Recogió de la iglesia un amuleto de bendición para mí". ...... El nombre de usuario era "Cuenta Regresiva Hacia la Muerte", la única cuenta a la que Joelle seguía. Justo cuando reflexionaba sobre el siniestro nombre, la puerta del baño se abrió. En la habitación poco iluminada apareció Adrian. Gotas de agua caían de su cabello. A pesar de la tenue iluminación, sus atractivos rasgos permanecían intactos. Joelle cerró instintivamente su celular y le dio una mirada reflexiva. Hacía mucho tiempo desde la última vez que lo vio. Esa noche él no estaba ahí por decisión propia. Su abuela, Irene Miller, estaba enferma y, como quería un bisnieto con desesperación, lo obligó a regresar. De lo contrario, tal vez nunca hubiera venido. Durante sus tres años de matrimonio, Adrian pasaba la mayor parte del tiempo en Villas Oak, por lo que rara vez estaba en casa. Todos sabían que en realidad no amaba a Joelle. Estaba atrapada en un matrimonio por conveniencia. "Solo te voy a dar una oportunidad. El destino dirá si quedas e**arazada o no", declaró Adrian con una voz resonante. ¿Qué quería decir? Antes de que Joelle pudiera seguir pensando, Adrian la agarró del tobillo y la atrajo hacia él. Joelle palideció ante su crueldad, su cuerpo se tensó de miedo. "¡Adrian! Basta, no quiero...". Empezó a luchar frenéticamente. Era una completa humillación verse obligada a vivir en esa situación con el hombre que amaba. Adrian hizo una mueca de desprecio. "Te atreviste a diseño una vez, así que debiste haberlo visto venir. Solo aguántalo". Ante esas duras palabras, los ojos de Joelle se llenaron de lágrimas y sus pestañas bailaron como mariposas heridas. Mirando su rostro severo, dijo con voz temblorosa: "Las cosas no fueron lo que imaginabas..." Pero sus protestas fueron interrumpidas. Su resistencia se desvaneció a medida que la desesperación se apoderaba de ella. "Has aprendido que hacerte la difícil es mucho más interesante que quedarse tirada como un pez muerto", comentó con rencor. Después de ducharse, se marchó sin mirar atrás, como si no quisiera quedarse más tiempo ahí. Joelle no entendía qué papel tenía en su vida. ¿Solo era un juguete para su placer? ¿O una herramienta para cumplir las expectativas de su familia de tener un heredero? La ventana estaba completamente abierta, por lo que entraba un gélido y cortante viento. A Joelle se le erizaron los pelos de la nuca y se arropó más con su manta. No solo temblaba de frío, sino que sentía su corazón desgarrado, ahora no conocía en absoluto al hombre que había adorado durante casi ocho años. Tres años atrás, en un lujoso banquete organizado por la familia Miller, Joelle bebió demasiado. Cuando se despertó, en la con Adrian. Antes de que pudiera asimilar lo que estaba pasando, su hermano y varios miembros de su familia irrumpieron. Ya no podía revertir lo sucedido. La abuela de Adrian tomó las riendas y organizó su matrimonio. Desde entonces, él estaba convencido de que Joelle lo había hecho a propósito. A ella le desconcertaba su profunda animosidad, por más que creyera que lo había d**gado. Después de todo, habían crecido juntos. Pero ahora lo entendía todo. Para él, ella no era más que la nefasta mujer que había saboteado su relación con Rebecca. A menudo pensaba en lo perfecto que él se veía en los videos de Rebecca, siempre tan gentil y atento. Probablemente nunca le mostraría esa misma ternura. No pudo contener más las lágrimas y sucumbió a un ataque de sollozos. Esa noche no pudo dormir bien. Tuvo sueños sobre el pasado, cuando ella y Adrian no estaban en malos términos. Debido a su angustia, Joelle se levantó inusualmente temprano. Después de lavarse, se puso ropa de casa y bajó las escaleras. Leah Jenkins, la empleada doméstica con muchos años de servicio, la vio bajar y rápidamente puso la mesa con el desayuno, ya que conocía sus preferencias dietéticas. Joelle se tomó su tiempo para comer lentamente. "Señora Miller, ¿por qué anoche no convenció a su esposo para que se quedara? No viene a casa a menudo", comentó Leah con simpatía. Había sido sirvienta de la familia Miller durante muchos años, por lo que había visto cómo los dos se convertían de amigos de la infancia a enemigos. Joelle se mostró incómoda, pero lo ocultó con una sonrisa serena. "Lo intenté, pero no quiso quedarse". Incluso si pudiera mantener a Adrian cerca, él tenía el corazón en otra parte. Más concretamente, en Villas Oak, el hogar de la mujer que realmente amaba. Leah dudó y agregó con cautela: "Tal vez sea porque el señor Miller está muy ocupado con la empresa. Dirigir una compañía tan grande requiere mucho tiempo". Tres años atrás, le habían reasignado para cuidar de Joelle, así que entendía los entresijos de ese matrimonio mejor que nadie. Su perspicacia trajo consigo una sincera simpatía hacia ella. Las pestañas de Joelle temblaron mientras mordisqueaba su tostada. Sus ojos se llenaron de lágrimas debido a la tensión emocional. Sí, Adrian estaba muy ocupado, pero siempre tenía tiempo para Rebecca. Frecuentaba la Iglesia Redención en busca de un amuleto de bendición para ella. A pesar de su apretada agenda, siempre pasaba las vacaciones con ella. De repente, su celular rompió el silencio. Cuando Leah salió del comedor, Joelle agarró el dispositivo y vio que era una llamada de su mejor amiga, Katherine Nash. "Katherine, quiero el divorcio", confesó con voz ronca. Capítulo 2 En declive Joelle había tomado una decisión: quería el divorcio. No tenía sentido seguir alargándolo. Tras un silencio atónito, Katherine soltó una estridente carcajada. "¿Te quedarás con la mitad de los bienes de Adrian? ¡Oh, por Dios! ¡Joelle, te convertirás en una multimillonaria!". "No, no será así". Joelle había firmado un acuerdo cuando se casó con Adrian. Si se divorciaban, ella no recibiría nada. "Entonces, ¿por qué te estás divorciando? ¡Tienes que seguir siendo su esposa!". Joelle recordó la brutalidad de Adrian la noche anterior, así como la humillación posterior. Había sido muy ingenua al creer que su amor por él la ayudaría a soportar cualquier dificultad. Pero ahora sabía que había sido una completa tonta. ¿El sufrimiento hacía que Adrian la amara más? Claro que no. Para empezar, un hombre que realmente la amara nunca le haría sufrir. Joelle se rio de sí misma y cambió de tema: "Por cierto, ¿recuerdas el favor que te pedí?". "Sí, justo te iba a contar eso. Me pediste que estuviera atenta a un trabajo, y tengo algo para ti. Vas a enseñar a un estudiante a tocar el violín, aunque debo decir que será un desperdicio de tu talento". "Está bien", respondió Joelle con una leve sonrisa. "No será un desperdicio en absoluto. Llevo tres años siendo ama de casa. Es suficiente con que alguien quiera contratarme". "¿Cómo que no será un desperdicio? Casi formaste parte de una orquesta internacional. Si no fuera por el matrimonio…". Katherine se quedó en silencio, demasiado indignada por su amiga. Después de su boda, a Joelle ni siquiera le permitieron trabajar. Las familias adineradas se aferraban a esas reglas obsoletas. Era bastante ridículo. Hacía tres años, la carrera de Joelle como violinista despegaba. Pero las estrictas tradiciones de la familia Miller le prohibían tocar en público. El primer día de su matrimonio, la madre de Adrian le dijo: "No tienes que trabajar. Adrian te proveerá en todo lo que necesites. Tu único trabajo es tener bebés y cuidar a tu esposo". Una vez que terminó su llamada con Katherine, Joelle subió las escaleras y fue al estudio para agarrar su violín abandonado. Había sido un regalo especial de su padre en su decimoctavo cumpleaños. No obstante, poco después de recibirlo, este sufrió un derrame cerebral y cayó en coma. Su hermano mayor terminó asumiendo la responsabilidad de sustentar a la familia, así que la dejó perseguir su sueño de tocar el violín. Mientras recordaba el pasado, Joelle movió el arco sobre las cuerdas. Años atrás, un accidente le había lesionado la muñeca y desde entonces no había vuelto a tocar. A pesar del dolor agudo que sentía en esa zona mientras tocaba, no se detuvo y confió en su memoria muscular para tocar una pieza corta. Al final, soltó una risa amarga. Sonaba horrible. De repente, escuchó la alegre voz de Leah en la puerta. "¡Señor, ha regresado!". Estaba secretamente aliviada de ver a Adrian, ya que eso tal vez significaba que todavía se preocupaba por Joelle. Quizás si ella le decía algo amable, su relación podría mejorar. Por su parte, Joelle estaba sorprendida. Adrian rara vez venía a casa durante el día. Apenas había dejado el violín cuando se abrió la puerta. Ahí estaba la alta e imponente figura de su esposo. Sus ojos la recorrieron con el ceño fruncido. Recordaba que Joelle había aprendido a tocar el violín cuando era niña y que un reconocido profesor la había elogiado por su talento. Sin embargo, por alguna razón, había dejado de tocar. Hacía un momento, la había escuchado desde afuera y le pareció una interpretación mediocre. ¿Cómo era posible que la elogiara por su talento? Joelle lo miró y bajó la cabeza para volver a guardar el violín en su estuche. "¿Qué te trae por aquí?", murmuró. "¿Necesitas algo?". "Vine a recoger algo y recordarte que mañana tenemos que visitar a la abuela", respondió él fríamente. Era una regla familia visitar a su abuela al menos una vez al mes, y mañana era el día. De no ser por esa obligación, Adrian no habría regresado. Irene se enfadaría si no iban juntos. Joelle sonrió con amargura. Recordaba las normas de los Miller mejor que Adrian y siempre las cumplía. Ni siquiera Irene, tan estricta como siempre, podía encontrarle defectos. "No lo he olvidado, me alegra que tú tampoco lo hayas hecho", respondió. Su tono acusatorio hizo que Adrian pusiera una mueca. Una ira latente empezó a hervir dentro de él. Sin decir nada más, se dirigió al vestidor para buscar algo. Aunque él no solía estar en casa, Joelle aseaba meticulosamente su guardarropa, por lo que tenía la ropa lavada, planchada y ordenada. Era como si su papel se redujera a realizar las tareas del hogar, algo que Leah también podía hacer. Su única ventaja, tal vez, era ser más joven y más guapa que Leah. Sus ojos siguieron los movimientos de Adrian. Tenía el dedo anular desnudo, sin el anillo de bodas. Una punzada de dolor le atravesó el corazón. "Adrian, hay que divorciarnos", declaró con una voz tan suave como la brisa. Había agotado todas sus fuerzas al pronunciar esas palabras, pero se sintió extrañamente aliviada. Adrian se dio la vuelta y la miró con una sonrisa burlona. "Tienes que pensar muy bien antes de hablar. La familia Watson está en declive. Sin mi apoyo, ¿vas a dormir en la calle con tu hermano?". Desde la caída de la familia Watson, Joelle pasó de ser amada a quedar en ridículo. La familia Miller la despreciaba y la miraba por encima del hombro, como si ella y su hermano fueran sanguijuelas de las que no podían librarse. Incluso sus momentos íntimos con Adrian la hacían sentir degradada. Joelle se mordió el labio y se enderezó. "Ya he alquilado un apartamento. Incluso si terminara durmiendo en la calle, es asunto mío". Solo quería que su esposo la respetara, pero tres años de cautiverio la habían dejado sin orgullo ni dignidad. "¿Y de dónde sacaste el dinero para alquilar un apartamento? Si tanto querías ser independiente, no deberías haber gastado ni un solo centavo de mi familia". De espaldas a ella, Adrian encontró entre unos muebles el anillo de bodas perdido y lo sostuvo en la palma de su mano. Joelle no se dio cuenta. Las palabras de ese hombre la dejaron sin aliento. Sí, había utilizado sus escasos ahorros para alquilar el apartamento. Pero como estaba casada con Adrian, ¿lo que era suyo no era también de él? Además, el apoyo financiero que Adrian les había dado a los Watson durante todos esos años ascendía a una suma significativa. Joelle siempre había despreciado la idea de deberle algo, pero su deuda con él era infinita. Si se divorciaban, tal vez dejaría de darle apoyo financiero a la familia Watson. ¿Estaba sugiriendo que ella debía salir del matrimonio con las manos vacías? Cuando Adrian se dio la vuelta para irse, Joelle dijo con una dignidad apenas intacta: "Tengo derecho legítimo a este matrimonio y a reclamar lo que supuestamente es mío. Pero no te preocupes, no pediré mucho, solo lo suficiente para ayudar al Grupo Watson a superar esta crisis". Adrian se quedó paralizado y su mirada se agudizó. Sus labios formaron una fina línea mientras apretaba la mandíbula. Eran claras señales de su creciente furia. Aunque Joelle ya se había preparado mentalmente, no podía soportar su intensidad. Cada segundo bajo su mirada severa la ponía más ansiosa. De repente, sonó el celular de Adrian, quien lo sacó de su bolsillo y estuvo a punto de alejarse. "¡Adrian!". Capítulo 3 Siempre mantendré la cabeza en alto La frustración de Adrian crepitaba como estática. "Si tu hermano necesita dinero, dile que vaya al Grupo Miller". "¡No se trata de eso!", replicó Joelle. La había malinterpretado por completo. Con el corazón latiendo con urgencia, corrió tras él. "¡Adrian, quiero el divorcio!". Adrian dejó de subir las escaleras y giró la cabeza. El celular en su mano había dejado de sonar. Con un metro noventa de altura, se alzaba sobre ella. "Joelle, ¿no se te ocurre un mejor juego que este interminable tira y afloja?", preguntó burlonamente con una mirada gélida. "Si de verdad quieres divorciarte, ¿por qué no se lo dices tú misma a la abuela? ¡No quiero volver a escucharte pronunciar esa palabra!". La puerta se cerró de golpe detrás de él, haciendo eco a su irrevocable decisión. Joelle se apoyó contra la pared y sus piernas cedieron hasta que se deslizó al suelo. Una risa amarga emergió de sus labios. Irene había organizado su matrimonio. Adrian se había visto obligado a aceptar, y Joelle lo sabía muy bien. Si de verdad quería el divorcio, lo más efectivo sería hablar con Irene. Sin embargo, una pequeña y estúpida parte de ella se había aferrado a la esperanza de que ella y Adrian eran una verdadera pareja. Por eso se lo había mencionado primero a él, porque lo veía como su esposo. Sin embargo, olvidó un detalle crucial: Adrian nunca había querido casarse con ella. Su reticencia había sido evidente desde el principio, aunque ella había intentado pasarla por alto. Sus últimas palabras no solo fueron despectivas, sino una orden. Si de verdad quería el divorcio, debería enfrentarse a Irene. Joelle se dio una ducha, se puso ropa limpia y se preparó para visitar a la anciana. Irene era estricta, autoritaria y temida por toda la familia. Gobernaba con puño de hierro y no toleraba la desobediencia. Pero Joelle tenía un vínculo muy especial con ella. En parte, había aceptado casarse con Adrian para cumplir las expectativas de Irene. Quería cuidar de Adrian, construir un hogar y asegurarse de que la anciana falleciera sin remordimientos. Pero ahora ya no aguantaba más. Ver a Adrian tan preocupado por otra mujer le llenaba de una amargura que parecía consumirla. Era consciente de que él no la amaba. ¡Nunca lo hizo y nunca lo haría! Estaba a punto de irse cuando sonó su celular. Era su hermano, Shawn Watson. "¿Shawn? ¿Qué ocurre?". "¡Señora Miller!". Era el asistente de Shawn. Su voz sonaba muy asustada, algo que Joelle nunca había escuchado. Se le heló la s**gre y agarró el celular con más fuerza mientras permanecía en la escalera. "¿Dónde está mi hermano? ¿Qué le pasó?". "Anoche el señor Watson asistió a una reunión de negocios, donde lo presionaron para que b*iera. Supuestamente volvería a casa, pero Erick Lloyd insistió en llevarlo a unas aguas termales". Joelle se quedó congelada y la furia recorrió sus venas. "¿Erick no sabía que eso podría matarlo?". "¡Erick es un s**vergüenza! Se jacta de su poder desde que su padre y su hermano se volvieron chóferes de la familia Miller. ¡Señora Miller, tiene que venir rápido! El señor Watson está siendo operado y los médicos han emitido dos avisos de condición crítica. ¡No pude aguantar más, así que la llamé!". El asistente parecía estar al borde de las lágrimas. Joelle sabía que él no se habría puesto en contacto con ella a menos que la situación fuera bastante desesperada. Shawn siempre la había protegido de las malas noticias, sin importar lo sombrías que fueran las circunstancias. Si su asistente estaba tan conmocionado, la vida de su hermano debía estar en peligro. Joelle sintió como si el mundo se cerrara a su alrededor y un nudo se formó en su garganta. Al bajar del último escalón, tropezó y se cayó con fuerza, torciéndose bruscamente el tobillo. El dolor abrasador la devolvió a la realidad y las lágrimas brotaron de sus ojos. "¡Oh, no, señora Miller, tenga más cuidado cuando camina!". Leah corrió a ayudarla a levantarse. Joelle agarró el brazo de Leah con la visión borrosa a causa de las lágrimas. Intentó hablar, pero las palabras le salían entrecortadas porque estaba sollozando. "Mi hermano... ¡Tengo que ir al hospital para verlo!". Leah sintió su urgencia y respondió sin dudar: "De acuerdo, no se preocupe. ¡Le pediré al conductor que la lleve de inmediato!". Leah era una criada experimentada y confiable que llevaba años al servicio de la familia Miller. Cinco minutos después, el auto ya estaba aparcado delante de la villa. Joelle estaba a punto de subir cuando se volvió hacia Leah. "Por favor, no se lo cuentes a Irene. No quiero preocuparla". El corazón de la criada se ablandó. Incluso con el rostro pálido y surcado de lágrimas, Joelle se preocupaba por la salud de Irene. ¡Qué muchacha tan rara y extraordinaria! "No se preocupe, señora Miller. Yo sé qué hacer. Vaya a ver a su hermano". Cuando Joelle llegó al hospital, Shawn acababa de salir del quirófano. Al ver a su jefe conectado a tubos y cables, el asistente casi se desplomó. Joelle se acercó y lo encontró arrodillado contra la pared, con los ojos hundidos e inyectados en s**gre. Tuvo que contener el impulso de regañarlo por no haber protegido mejor a su hermano. Más tarde habría tiempo para eso. Cuando la condición de Shawn fue más estable, Joelle llevó al asistente a un lado. "Cuéntamelo todo. ¿Cómo ocurrió esto?". El asistente vaciló, con el rostro desencajado. "Señora Miller, el señor Watson nos ordenó específicamente que no la involucremos en los asuntos comerciales". "Pero esto es una cuestión de vida o muerte. ¿Piensas que todavía es una opción no decirme nada?". Ya sin paciencia, Joelle se dio la vuelta para alejarse. "Señora Miller, eso no sirve de nada", respondió el asistente desesperadamente. "Usted sabe que desde la muerte de su padre, el Grupo Watson ha dependido por completo de su hermano. Ha estado luchando para defender la dignidad de la familia, porque quiere que su vida con los Miller sea más llevadera". Durante esos años, Shawn había luchado valientemente para mantener a la familia a flote. No obstante, sin el apoyo financiero de Adrian, sus esfuerzos se habrían desvanecido hacía mucho tiempo. Su deseo más profundo era que su hermana viviera cómodamente, pero a pesar de sus incansables esfuerzos, nunca pudo hacerle ganar el respeto que merecía por parte de su esposo. No importaba lo mucho que se sacrificara, ella seguiría siendo infravalorada en la familia Miller. Joelle estaba hirviendo de rabia, pero sabía que no podía cambiar su realidad. Entonces, inspiró profundamente y preguntó: "¿No mencionaron mi relación con Adrian?" Esperaba que alinearse con los Miller pudiera ayudar a Shawn a mantenerse firme en sus actividades sociales. "El señor Watson se niega a tocar ese tema, pues teme que eso le haga las cosas más difíciles a usted". Joelle soltó una risa amarga. Jamás había estado en igualdad de condiciones con Adrian. No le extrañaba que la despreciara, ya que apenas podía soportarse a sí misma. Solo hacía una hora que le había pedido el divorcio. Y ahora se aferraba al nombre de su esposo, desesperada por facilitarle la vida a su hermano. "Dile a Shawn que soy la esposa de Adrian Miller, Irene me eligió personalmente. ¡Mientras sea la señora Miller, mantendré la cabeza en alto dentro de la familia!". De repente, escucharon unos pasos detrás de ella. Joelle se dio la vuelta y vio a Adrian, que tenía una sonrisa fría en su rostro. A su lado, se encontraba una muchacha de aspecto frágil, con grandes ojos inocentes, aferrada a él. Adrian la miraba desdeñosamente, como si incluso le costara reconocer su presencia. Ya se había dado cuenta de que ella realmente no quería el divorcio. La mujer que había parecido tan decidida a irse, ahora estaba haciendo alarde de su título como la señora Miller. Su amenaza de divorcio no había sido más que una estrategia, como una pelea de amantes que terminaba en amenazas vacías. Era tan astuta que lo había d**gado para obligarlo a casarse. Con tácticas tan engañosas, ¿cómo podría irse tan fácilmente? Su matrimonio eran un salvavidas para las dificultades de su familia. Adrian le daba cien millones cada año al Grupo Watson. Joelle sería una tonta si se arriesgaba a perderlo divorciándose de él. Capítulo 4 Por fin se dio cuenta Hacía mucho que Joelle se había vuelto insensible ante la indiferencia de Adrian. Observó sin decir nada los brazos entrelazados de la pareja y recordó los dulces momentos capturados en los videos de Rebecca, que provocaban la envidia de mucha gente. ¡Qué pareja tan perfecta! Ese pensamiento la golpeó. "¡Joelle, por favor, no nos malinterpretes!", dijo Rebecca con urgencia mientras retiraba su mano del brazo de Adrian. "No me siento bien y no puedo caminar, así que Adie simplemente tuvo la amabilidad de sostenerme". Joelle esbozó una leve sonrisa. "¿Qué te trae al hospital?", preguntó mirando a Adrian, como si no hubiera escuchado la explicación de Rebecca. "Es por Erick", dijo Rebecca, con las manos entrelazadas como una niña arrepentida. "También vine a pedirte perdón, Joelle. Lamento que Erick haya sido tan descuidado para provocar que tu hermano terminara en el hospital". "¿Descuidado?", replicó ella. "Tu hermano casi m*ta al mío, ¿y crees que una disculpa bastará para arreglarlo?". Rebecca se estremeció y agarró la manga de Adrian en busca de apoyo. "Ya es suficiente, Joelle", respondió él con una voz tan gélida como el invierno. "No fue a propósito". Luego, se volvió hacia Rebecca y agregó suavemente: "Vamos, ¿no viniste para ver a Erick?". Fue entonces cuando Joelle lo entendió todo. Había esperado ingenuamente que Adrian viniera para ver a Shawn. Pero no, había venido con Rebecca para ver a Erick. Incluso si visitara a Shawn, sería por obligación, nada más. Pero sabía que no debía esperar que él la defendiera. "¡Rebecca, no olvidaré lo que hizo Erick!", espetó. Rebecca dobló las piernas y se desplomó sobre el pecho de Adrian, quien la atrapó justo a tiempo y la abrazó con fuerza. "Joelle, Erick no tenía malas intenciones. ¡También está en el hospital!". "¿Ya está muerto? ¡Si no, tendrá que pagar por lo que hizo!". Joelle no solía arremeter, pero esta vez era diferente. Shawn era la única familia que le quedaba. Su padre, incapacitado por un derrame cerebral, se encontraba en estado vegetativo con poca o ninguna esperanza de recuperación, y su madre había fallecido en un accidente de tráfico. Desde los dieciocho años, habían sido solo ella y Shawn, enfrentándose juntos a las dificultades del mundo. En sus momentos más oscuros, Shawn llevó sola la carga para dejar que Joelle persiguiera su pasión por el violín. Ahora la idea de perderlo también a él era insoportable. Su único deseo era que Erick muriera. "Joelle, ¿cómo puedes decir eso?", sollozó Rebecca con incredulidad. Ya sin paciencia, Adrian fijó su fría mirada en Joelle. "¿Qué deseas?". "Shawn recibió dos avisos de condición crítica. ¿Qué hay de Erick?". Rebecca jadeó, su frágil cuerpo estaba temblando como una hoja en el viento. "¡Joelle, por favor! Solo me queda un hermano. ¡Por favor, ten compasión!". Se desmayó antes de que la otra mujer pudiera responder. Adrian la levantó en sus brazos y le dio una última mirada de reproche a Joelle. Luego, se alejó y la dejó clavada en el mismo lugar, incapaz de moverse o incluso de pensar, lo que pareció una eternidad. Antes de su matrimonio, había sido una chica adinerada, pero luego se convirtió en la sirvienta de Adrian. Ahora se daba cuenta de lo ingenua que había sido. Ella solía ser una persona muy orgullosa, pero ahora soporta todo tipo de agravios sólo para complacer a su marido. ¡Qué patético! Han pasado tres años, es hora de divorciarnos y comenzar una nueva vida... ...... ¿Qué sucederá en adelante? Los capítulos disponibles son limitados aquí, haga click el botón abajo para instalar APP y disfrutar leyendo más contenidos maravillosos. (Al abrir el APP, directo accederá a este libro) &4& LEARN_MORE https://fbweb.manobook.com/14484375-fb_contact-spa Heat stories https://www.facebook.com/61563777993401/ 341 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn more 0 fbweb.manobook.com IMAGE https://fbweb.manobook.com/14484375-fb_contact-spa220_2-1023-core2.html?adid={{ad.id}}&char=331118&accid=1164004058227180 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-2.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/464876278_1848820558975165_5539862199592289478_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=105&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=VqjevvPYzQMQ7kNvgFFJNpD&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-2.xx&_nc_gid=Ay3kbtBR-A35l1EUpGp4Exi&oh=00_AYCpxFKfEWtxZOu4On30Uq8-wIIx65P0ju6WvLD5H31g6w&oe=675C3733 PERSON_PROFILE 0 0 0 Heat stories 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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No 2024-12-08 20:15 active 1977 0 Vuelve conmigo, amor mío Durante tres años, hizo todo lo posible por complacer a su marido, pero él la torturó con locura, creyendo que en el pasado ella lo había seducido deliberadamente y lo había separado del amor verdadero. Ya no queriendo sacrificarse sola, se fue desesperada, mientras el hombre se volvía loco. ===== Joelle Miller examinó minuciosamente el feed de Twitter de Rebecca Lloyd, estudiando con mucha atención cada video, ansiosa por ver el rostro del novio de Rebecca. Rebecca, la protagonista de los videos, irradiaba ternura y delicadeza con su sencillo vestido blanco. Si bien no era tan bella, tenía una genuina sencillez y una sonrisa encantadora. Había descubierto que, en los días importantes, Nochebuena, San Valentín e incluso el cumpleaños de Joelle, Rebecca estaba con Adrian Miller, su supuesto esposo, quien se había ausentado de todos esos días durante los últimos tres años. Esas alegres narraciones sobre su vida con su novio fueron más que suficientes para hundirla en la tristeza. "¿Lo ven? Él siempre guarda para mí la parte más jugosa de una sandía". "Incluso cuando llega tarde a casa, siempre me trae algo". "¡Y miren esta sorpresa! Recogió de la iglesia un amuleto de bendición para mí". ...... El nombre de usuario era "Cuenta Regresiva Hacia la Muerte", la única cuenta a la que Joelle seguía. Justo cuando reflexionaba sobre el siniestro nombre, la puerta del baño se abrió. En la habitación poco iluminada apareció Adrian. Gotas de agua caían de su cabello. A pesar de la tenue iluminación, sus atractivos rasgos permanecían intactos. Joelle cerró instintivamente su celular y le dio una mirada reflexiva. Hacía mucho tiempo desde la última vez que lo vio. Esa noche él no estaba ahí por decisión propia. Su abuela, Irene Miller, estaba enferma y, como quería un bisnieto con desesperación, lo obligó a regresar. De lo contrario, tal vez nunca hubiera venido. Durante sus tres años de matrimonio, Adrian pasaba la mayor parte del tiempo en Villas Oak, por lo que rara vez estaba en casa. Todos sabían que en realidad no amaba a Joelle. Estaba atrapada en un matrimonio por conveniencia. "Solo te voy a dar una oportunidad. El destino dirá si quedas e**arazada o no", declaró Adrian con una voz resonante. ¿Qué quería decir? Antes de que Joelle pudiera seguir pensando, Adrian la agarró del tobillo y la atrajo hacia él. Joelle palideció ante su crueldad, su cuerpo se tensó de miedo. "¡Adrian! Basta, no quiero...". Empezó a luchar frenéticamente. Era una completa humillación verse obligada a vivir en esa situación con el hombre que amaba. Adrian hizo una mueca de desprecio. "Te atreviste a diseño una vez, así que debiste haberlo visto venir. Solo aguántalo". Ante esas duras palabras, los ojos de Joelle se llenaron de lágrimas y sus pestañas bailaron como mariposas heridas. Mirando su rostro severo, dijo con voz temblorosa: "Las cosas no fueron lo que imaginabas..." Pero sus protestas fueron interrumpidas. Su resistencia se desvaneció a medida que la desesperación se apoderaba de ella. "Has aprendido que hacerte la difícil es mucho más interesante que quedarse tirada como un pez muerto", comentó con rencor. Después de ducharse, se marchó sin mirar atrás, como si no quisiera quedarse más tiempo ahí. Joelle no entendía qué papel tenía en su vida. ¿Solo era un juguete para su placer? ¿O una herramienta para cumplir las expectativas de su familia de tener un heredero? La ventana estaba completamente abierta, por lo que entraba un gélido y cortante viento. A Joelle se le erizaron los pelos de la nuca y se arropó más con su manta. No solo temblaba de frío, sino que sentía su corazón desgarrado, ahora no conocía en absoluto al hombre que había adorado durante casi ocho años. Tres años atrás, en un lujoso banquete organizado por la familia Miller, Joelle bebió demasiado. Cuando se despertó, en la con Adrian. Antes de que pudiera asimilar lo que estaba pasando, su hermano y varios miembros de su familia irrumpieron. Ya no podía revertir lo sucedido. La abuela de Adrian tomó las riendas y organizó su matrimonio. Desde entonces, él estaba convencido de que Joelle lo había hecho a propósito. A ella le desconcertaba su profunda animosidad, por más que creyera que lo había d**gado. Después de todo, habían crecido juntos. Pero ahora lo entendía todo. Para él, ella no era más que la nefasta mujer que había saboteado su relación con Rebecca. A menudo pensaba en lo perfecto que él se veía en los videos de Rebecca, siempre tan gentil y atento. Probablemente nunca le mostraría esa misma ternura. No pudo contener más las lágrimas y sucumbió a un ataque de sollozos. Esa noche no pudo dormir bien. Tuvo sueños sobre el pasado, cuando ella y Adrian no estaban en malos términos. Debido a su angustia, Joelle se levantó inusualmente temprano. Después de lavarse, se puso ropa de casa y bajó las escaleras. Leah Jenkins, la empleada doméstica con muchos años de servicio, la vio bajar y rápidamente puso la mesa con el desayuno, ya que conocía sus preferencias dietéticas. Joelle se tomó su tiempo para comer lentamente. "Señora Miller, ¿por qué anoche no convenció a su esposo para que se quedara? No viene a casa a menudo", comentó Leah con simpatía. Había sido sirvienta de la familia Miller durante muchos años, por lo que había visto cómo los dos se convertían de amigos de la infancia a enemigos. Joelle se mostró incómoda, pero lo ocultó con una sonrisa serena. "Lo intenté, pero no quiso quedarse". Incluso si pudiera mantener a Adrian cerca, él tenía el corazón en otra parte. Más concretamente, en Villas Oak, el hogar de la mujer que realmente amaba. Leah dudó y agregó con cautela: "Tal vez sea porque el señor Miller está muy ocupado con la empresa. Dirigir una compañía tan grande requiere mucho tiempo". Tres años atrás, le habían reasignado para cuidar de Joelle, así que entendía los entresijos de ese matrimonio mejor que nadie. Su perspicacia trajo consigo una sincera simpatía hacia ella. Las pestañas de Joelle temblaron mientras mordisqueaba su tostada. Sus ojos se llenaron de lágrimas debido a la tensión emocional. Sí, Adrian estaba muy ocupado, pero siempre tenía tiempo para Rebecca. Frecuentaba la Iglesia Redención en busca de un amuleto de bendición para ella. A pesar de su apretada agenda, siempre pasaba las vacaciones con ella. De repente, su celular rompió el silencio. Cuando Leah salió del comedor, Joelle agarró el dispositivo y vio que era una llamada de su mejor amiga, Katherine Nash. "Katherine, quiero el divorcio", confesó con voz ronca. Capítulo 2 En declive Joelle había tomado una decisión: quería el divorcio. No tenía sentido seguir alargándolo. Tras un silencio atónito, Katherine soltó una estridente carcajada. "¿Te quedarás con la mitad de los bienes de Adrian? ¡Oh, por Dios! ¡Joelle, te convertirás en una multimillonaria!". "No, no será así". Joelle había firmado un acuerdo cuando se casó con Adrian. Si se divorciaban, ella no recibiría nada. "Entonces, ¿por qué te estás divorciando? ¡Tienes que seguir siendo su esposa!". Joelle recordó la brutalidad de Adrian la noche anterior, así como la humillación posterior. Había sido muy ingenua al creer que su amor por él la ayudaría a soportar cualquier dificultad. Pero ahora sabía que había sido una completa tonta. ¿El sufrimiento hacía que Adrian la amara más? Claro que no. Para empezar, un hombre que realmente la amara nunca le haría sufrir. Joelle se rio de sí misma y cambió de tema: "Por cierto, ¿recuerdas el favor que te pedí?". "Sí, justo te iba a contar eso. Me pediste que estuviera atenta a un trabajo, y tengo algo para ti. Vas a enseñar a un estudiante a tocar el violín, aunque debo decir que será un desperdicio de tu talento". "Está bien", respondió Joelle con una leve sonrisa. "No será un desperdicio en absoluto. Llevo tres años siendo ama de casa. Es suficiente con que alguien quiera contratarme". "¿Cómo que no será un desperdicio? Casi formaste parte de una orquesta internacional. Si no fuera por el matrimonio…". Katherine se quedó en silencio, demasiado indignada por su amiga. Después de su boda, a Joelle ni siquiera le permitieron trabajar. Las familias adineradas se aferraban a esas reglas obsoletas. Era bastante ridículo. Hacía tres años, la carrera de Joelle como violinista despegaba. Pero las estrictas tradiciones de la familia Miller le prohibían tocar en público. El primer día de su matrimonio, la madre de Adrian le dijo: "No tienes que trabajar. Adrian te proveerá en todo lo que necesites. Tu único trabajo es tener bebés y cuidar a tu esposo". Una vez que terminó su llamada con Katherine, Joelle subió las escaleras y fue al estudio para agarrar su violín abandonado. Había sido un regalo especial de su padre en su decimoctavo cumpleaños. No obstante, poco después de recibirlo, este sufrió un derrame cerebral y cayó en coma. Su hermano mayor terminó asumiendo la responsabilidad de sustentar a la familia, así que la dejó perseguir su sueño de tocar el violín. Mientras recordaba el pasado, Joelle movió el arco sobre las cuerdas. Años atrás, un accidente le había lesionado la muñeca y desde entonces no había vuelto a tocar. A pesar del dolor agudo que sentía en esa zona mientras tocaba, no se detuvo y confió en su memoria muscular para tocar una pieza corta. Al final, soltó una risa amarga. Sonaba horrible. De repente, escuchó la alegre voz de Leah en la puerta. "¡Señor, ha regresado!". Estaba secretamente aliviada de ver a Adrian, ya que eso tal vez significaba que todavía se preocupaba por Joelle. Quizás si ella le decía algo amable, su relación podría mejorar. Por su parte, Joelle estaba sorprendida. Adrian rara vez venía a casa durante el día. Apenas había dejado el violín cuando se abrió la puerta. Ahí estaba la alta e imponente figura de su esposo. Sus ojos la recorrieron con el ceño fruncido. Recordaba que Joelle había aprendido a tocar el violín cuando era niña y que un reconocido profesor la había elogiado por su talento. Sin embargo, por alguna razón, había dejado de tocar. Hacía un momento, la había escuchado desde afuera y le pareció una interpretación mediocre. ¿Cómo era posible que la elogiara por su talento? Joelle lo miró y bajó la cabeza para volver a guardar el violín en su estuche. "¿Qué te trae por aquí?", murmuró. "¿Necesitas algo?". "Vine a recoger algo y recordarte que mañana tenemos que visitar a la abuela", respondió él fríamente. Era una regla familia visitar a su abuela al menos una vez al mes, y mañana era el día. De no ser por esa obligación, Adrian no habría regresado. Irene se enfadaría si no iban juntos. Joelle sonrió con amargura. Recordaba las normas de los Miller mejor que Adrian y siempre las cumplía. Ni siquiera Irene, tan estricta como siempre, podía encontrarle defectos. "No lo he olvidado, me alegra que tú tampoco lo hayas hecho", respondió. Su tono acusatorio hizo que Adrian pusiera una mueca. Una ira latente empezó a hervir dentro de él. Sin decir nada más, se dirigió al vestidor para buscar algo. Aunque él no solía estar en casa, Joelle aseaba meticulosamente su guardarropa, por lo que tenía la ropa lavada, planchada y ordenada. Era como si su papel se redujera a realizar las tareas del hogar, algo que Leah también podía hacer. Su única ventaja, tal vez, era ser más joven y más guapa que Leah. Sus ojos siguieron los movimientos de Adrian. Tenía el dedo anular desnudo, sin el anillo de bodas. Una punzada de dolor le atravesó el corazón. "Adrian, hay que divorciarnos", declaró con una voz tan suave como la brisa. Había agotado todas sus fuerzas al pronunciar esas palabras, pero se sintió extrañamente aliviada. Adrian se dio la vuelta y la miró con una sonrisa burlona. "Tienes que pensar muy bien antes de hablar. La familia Watson está en declive. Sin mi apoyo, ¿vas a dormir en la calle con tu hermano?". Desde la caída de la familia Watson, Joelle pasó de ser amada a quedar en ridículo. La familia Miller la despreciaba y la miraba por encima del hombro, como si ella y su hermano fueran sanguijuelas de las que no podían librarse. Incluso sus momentos íntimos con Adrian la hacían sentir degradada. Joelle se mordió el labio y se enderezó. "Ya he alquilado un apartamento. Incluso si terminara durmiendo en la calle, es asunto mío". Solo quería que su esposo la respetara, pero tres años de cautiverio la habían dejado sin orgullo ni dignidad. "¿Y de dónde sacaste el dinero para alquilar un apartamento? Si tanto querías ser independiente, no deberías haber gastado ni un solo centavo de mi familia". De espaldas a ella, Adrian encontró entre unos muebles el anillo de bodas perdido y lo sostuvo en la palma de su mano. Joelle no se dio cuenta. Las palabras de ese hombre la dejaron sin aliento. Sí, había utilizado sus escasos ahorros para alquilar el apartamento. Pero como estaba casada con Adrian, ¿lo que era suyo no era también de él? Además, el apoyo financiero que Adrian les había dado a los Watson durante todos esos años ascendía a una suma significativa. Joelle siempre había despreciado la idea de deberle algo, pero su deuda con él era infinita. Si se divorciaban, tal vez dejaría de darle apoyo financiero a la familia Watson. ¿Estaba sugiriendo que ella debía salir del matrimonio con las manos vacías? Cuando Adrian se dio la vuelta para irse, Joelle dijo con una dignidad apenas intacta: "Tengo derecho legítimo a este matrimonio y a reclamar lo que supuestamente es mío. Pero no te preocupes, no pediré mucho, solo lo suficiente para ayudar al Grupo Watson a superar esta crisis". Adrian se quedó paralizado y su mirada se agudizó. Sus labios formaron una fina línea mientras apretaba la mandíbula. Eran claras señales de su creciente furia. Aunque Joelle ya se había preparado mentalmente, no podía soportar su intensidad. Cada segundo bajo su mirada severa la ponía más ansiosa. De repente, sonó el celular de Adrian, quien lo sacó de su bolsillo y estuvo a punto de alejarse. "¡Adrian!". Capítulo 3 Siempre mantendré la cabeza en alto La frustración de Adrian crepitaba como estática. "Si tu hermano necesita dinero, dile que vaya al Grupo Miller". "¡No se trata de eso!", replicó Joelle. La había malinterpretado por completo. Con el corazón latiendo con urgencia, corrió tras él. "¡Adrian, quiero el divorcio!". Adrian dejó de subir las escaleras y giró la cabeza. El celular en su mano había dejado de sonar. Con un metro noventa de altura, se alzaba sobre ella. "Joelle, ¿no se te ocurre un mejor juego que este interminable tira y afloja?", preguntó burlonamente con una mirada gélida. "Si de verdad quieres divorciarte, ¿por qué no se lo dices tú misma a la abuela? ¡No quiero volver a escucharte pronunciar esa palabra!". La puerta se cerró de golpe detrás de él, haciendo eco a su irrevocable decisión. Joelle se apoyó contra la pared y sus piernas cedieron hasta que se deslizó al suelo. Una risa amarga emergió de sus labios. Irene había organizado su matrimonio. Adrian se había visto obligado a aceptar, y Joelle lo sabía muy bien. Si de verdad quería el divorcio, lo más efectivo sería hablar con Irene. Sin embargo, una pequeña y estúpida parte de ella se había aferrado a la esperanza de que ella y Adrian eran una verdadera pareja. Por eso se lo había mencionado primero a él, porque lo veía como su esposo. Sin embargo, olvidó un detalle crucial: Adrian nunca había querido casarse con ella. Su reticencia había sido evidente desde el principio, aunque ella había intentado pasarla por alto. Sus últimas palabras no solo fueron despectivas, sino una orden. Si de verdad quería el divorcio, debería enfrentarse a Irene. Joelle se dio una ducha, se puso ropa limpia y se preparó para visitar a la anciana. Irene era estricta, autoritaria y temida por toda la familia. Gobernaba con puño de hierro y no toleraba la desobediencia. Pero Joelle tenía un vínculo muy especial con ella. En parte, había aceptado casarse con Adrian para cumplir las expectativas de Irene. Quería cuidar de Adrian, construir un hogar y asegurarse de que la anciana falleciera sin remordimientos. Pero ahora ya no aguantaba más. Ver a Adrian tan preocupado por otra mujer le llenaba de una amargura que parecía consumirla. Era consciente de que él no la amaba. ¡Nunca lo hizo y nunca lo haría! Estaba a punto de irse cuando sonó su celular. Era su hermano, Shawn Watson. "¿Shawn? ¿Qué ocurre?". "¡Señora Miller!". Era el asistente de Shawn. Su voz sonaba muy asustada, algo que Joelle nunca había escuchado. Se le heló la s**gre y agarró el celular con más fuerza mientras permanecía en la escalera. "¿Dónde está mi hermano? ¿Qué le pasó?". "Anoche el señor Watson asistió a una reunión de negocios, donde lo presionaron para que b*iera. Supuestamente volvería a casa, pero Erick Lloyd insistió en llevarlo a unas aguas termales". Joelle se quedó congelada y la furia recorrió sus venas. "¿Erick no sabía que eso podría matarlo?". "¡Erick es un s**vergüenza! Se jacta de su poder desde que su padre y su hermano se volvieron chóferes de la familia Miller. ¡Señora Miller, tiene que venir rápido! El señor Watson está siendo operado y los médicos han emitido dos avisos de condición crítica. ¡No pude aguantar más, así que la llamé!". El asistente parecía estar al borde de las lágrimas. Joelle sabía que él no se habría puesto en contacto con ella a menos que la situación fuera bastante desesperada. Shawn siempre la había protegido de las malas noticias, sin importar lo sombrías que fueran las circunstancias. Si su asistente estaba tan conmocionado, la vida de su hermano debía estar en peligro. Joelle sintió como si el mundo se cerrara a su alrededor y un nudo se formó en su garganta. Al bajar del último escalón, tropezó y se cayó con fuerza, torciéndose bruscamente el tobillo. El dolor abrasador la devolvió a la realidad y las lágrimas brotaron de sus ojos. "¡Oh, no, señora Miller, tenga más cuidado cuando camina!". Leah corrió a ayudarla a levantarse. Joelle agarró el brazo de Leah con la visión borrosa a causa de las lágrimas. Intentó hablar, pero las palabras le salían entrecortadas porque estaba sollozando. "Mi hermano... ¡Tengo que ir al hospital para verlo!". Leah sintió su urgencia y respondió sin dudar: "De acuerdo, no se preocupe. ¡Le pediré al conductor que la lleve de inmediato!". Leah era una criada experimentada y confiable que llevaba años al servicio de la familia Miller. Cinco minutos después, el auto ya estaba aparcado delante de la villa. Joelle estaba a punto de subir cuando se volvió hacia Leah. "Por favor, no se lo cuentes a Irene. No quiero preocuparla". El corazón de la criada se ablandó. Incluso con el rostro pálido y surcado de lágrimas, Joelle se preocupaba por la salud de Irene. ¡Qué muchacha tan rara y extraordinaria! "No se preocupe, señora Miller. Yo sé qué hacer. Vaya a ver a su hermano". Cuando Joelle llegó al hospital, Shawn acababa de salir del quirófano. Al ver a su jefe conectado a tubos y cables, el asistente casi se desplomó. Joelle se acercó y lo encontró arrodillado contra la pared, con los ojos hundidos e inyectados en s**gre. Tuvo que contener el impulso de regañarlo por no haber protegido mejor a su hermano. Más tarde habría tiempo para eso. Cuando la condición de Shawn fue más estable, Joelle llevó al asistente a un lado. "Cuéntamelo todo. ¿Cómo ocurrió esto?". El asistente vaciló, con el rostro desencajado. "Señora Miller, el señor Watson nos ordenó específicamente que no la involucremos en los asuntos comerciales". "Pero esto es una cuestión de vida o muerte. ¿Piensas que todavía es una opción no decirme nada?". Ya sin paciencia, Joelle se dio la vuelta para alejarse. "Señora Miller, eso no sirve de nada", respondió el asistente desesperadamente. "Usted sabe que desde la muerte de su padre, el Grupo Watson ha dependido por completo de su hermano. Ha estado luchando para defender la dignidad de la familia, porque quiere que su vida con los Miller sea más llevadera". Durante esos años, Shawn había luchado valientemente para mantener a la familia a flote. No obstante, sin el apoyo financiero de Adrian, sus esfuerzos se habrían desvanecido hacía mucho tiempo. Su deseo más profundo era que su hermana viviera cómodamente, pero a pesar de sus incansables esfuerzos, nunca pudo hacerle ganar el respeto que merecía por parte de su esposo. No importaba lo mucho que se sacrificara, ella seguiría siendo infravalorada en la familia Miller. Joelle estaba hirviendo de rabia, pero sabía que no podía cambiar su realidad. Entonces, inspiró profundamente y preguntó: "¿No mencionaron mi relación con Adrian?" Esperaba que alinearse con los Miller pudiera ayudar a Shawn a mantenerse firme en sus actividades sociales. "El señor Watson se niega a tocar ese tema, pues teme que eso le haga las cosas más difíciles a usted". Joelle soltó una risa amarga. Jamás había estado en igualdad de condiciones con Adrian. No le extrañaba que la despreciara, ya que apenas podía soportarse a sí misma. Solo hacía una hora que le había pedido el divorcio. Y ahora se aferraba al nombre de su esposo, desesperada por facilitarle la vida a su hermano. "Dile a Shawn que soy la esposa de Adrian Miller, Irene me eligió personalmente. ¡Mientras sea la señora Miller, mantendré la cabeza en alto dentro de la familia!". De repente, escucharon unos pasos detrás de ella. Joelle se dio la vuelta y vio a Adrian, que tenía una sonrisa fría en su rostro. A su lado, se encontraba una muchacha de aspecto frágil, con grandes ojos inocentes, aferrada a él. Adrian la miraba desdeñosamente, como si incluso le costara reconocer su presencia. Ya se había dado cuenta de que ella realmente no quería el divorcio. La mujer que había parecido tan decidida a irse, ahora estaba haciendo alarde de su título como la señora Miller. Su amenaza de divorcio no había sido más que una estrategia, como una pelea de amantes que terminaba en amenazas vacías. Era tan astuta que lo había d**gado para obligarlo a casarse. Con tácticas tan engañosas, ¿cómo podría irse tan fácilmente? Su matrimonio eran un salvavidas para las dificultades de su familia. Adrian le daba cien millones cada año al Grupo Watson. Joelle sería una tonta si se arriesgaba a perderlo divorciándose de él. Capítulo 4 Por fin se dio cuenta Hacía mucho que Joelle se había vuelto insensible ante la indiferencia de Adrian. Observó sin decir nada los brazos entrelazados de la pareja y recordó los dulces momentos capturados en los videos de Rebecca, que provocaban la envidia de mucha gente. ¡Qué pareja tan perfecta! Ese pensamiento la golpeó. "¡Joelle, por favor, no nos malinterpretes!", dijo Rebecca con urgencia mientras retiraba su mano del brazo de Adrian. "No me siento bien y no puedo caminar, así que Adie simplemente tuvo la amabilidad de sostenerme". Joelle esbozó una leve sonrisa. "¿Qué te trae al hospital?", preguntó mirando a Adrian, como si no hubiera escuchado la explicación de Rebecca. "Es por Erick", dijo Rebecca, con las manos entrelazadas como una niña arrepentida. "También vine a pedirte perdón, Joelle. Lamento que Erick haya sido tan descuidado para provocar que tu hermano terminara en el hospital". "¿Descuidado?", replicó ella. "Tu hermano casi m*ta al mío, ¿y crees que una disculpa bastará para arreglarlo?". Rebecca se estremeció y agarró la manga de Adrian en busca de apoyo. "Ya es suficiente, Joelle", respondió él con una voz tan gélida como el invierno. "No fue a propósito". Luego, se volvió hacia Rebecca y agregó suavemente: "Vamos, ¿no viniste para ver a Erick?". Fue entonces cuando Joelle lo entendió todo. Había esperado ingenuamente que Adrian viniera para ver a Shawn. Pero no, había venido con Rebecca para ver a Erick. Incluso si visitara a Shawn, sería por obligación, nada más. Pero sabía que no debía esperar que él la defendiera. "¡Rebecca, no olvidaré lo que hizo Erick!", espetó. Rebecca dobló las piernas y se desplomó sobre el pecho de Adrian, quien la atrapó justo a tiempo y la abrazó con fuerza. "Joelle, Erick no tenía malas intenciones. ¡También está en el hospital!". "¿Ya está muerto? ¡Si no, tendrá que pagar por lo que hizo!". Joelle no solía arremeter, pero esta vez era diferente. Shawn era la única familia que le quedaba. Su padre, incapacitado por un derrame cerebral, se encontraba en estado vegetativo con poca o ninguna esperanza de recuperación, y su madre había fallecido en un accidente de tráfico. Desde los dieciocho años, habían sido solo ella y Shawn, enfrentándose juntos a las dificultades del mundo. En sus momentos más oscuros, Shawn llevó sola la carga para dejar que Joelle persiguiera su pasión por el violín. Ahora la idea de perderlo también a él era insoportable. Su único deseo era que Erick muriera. "Joelle, ¿cómo puedes decir eso?", sollozó Rebecca con incredulidad. Ya sin paciencia, Adrian fijó su fría mirada en Joelle. "¿Qué deseas?". "Shawn recibió dos avisos de condición crítica. ¿Qué hay de Erick?". Rebecca jadeó, su frágil cuerpo estaba temblando como una hoja en el viento. "¡Joelle, por favor! Solo me queda un hermano. ¡Por favor, ten compasión!". Se desmayó antes de que la otra mujer pudiera responder. Adrian la levantó en sus brazos y le dio una última mirada de reproche a Joelle. Luego, se alejó y la dejó clavada en el mismo lugar, incapaz de moverse o incluso de pensar, lo que pareció una eternidad. Antes de su matrimonio, había sido una chica adinerada, pero luego se convirtió en la sirvienta de Adrian. Ahora se daba cuenta de lo ingenua que había sido. Ella solía ser una persona muy orgullosa, pero ahora soporta todo tipo de agravios sólo para complacer a su marido. ¡Qué patético! Han pasado tres años, es hora de divorciarnos y comenzar una nueva vida... ...... ¿Qué sucederá en adelante? Los capítulos disponibles son limitados aquí, haga click el botón abajo para instalar APP y disfrutar leyendo más contenidos maravillosos. 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Yes 2024-12-09 09:00 active 1978 0 🔥🔥Click to read the next chapter for free👉 After six years, Stella Richard finally came back this familiar city. She walked out of the airport and hailed a taxi. When the taxi moved, all the memories she had tried to forget over the years began to flood her mind... Stella shook her head, chasing those thoughts away. This time, she hadn’t come back to dwell on old, useless memories. She was back because her boss had asked her to return. He told her that their company was at a dead end, and he wanted her to come back and solve the crisis. At first, Stella didn’t want to come, but after some thought, she decided to return... Six years ago, her boss had helped her during the most difficult time of her life, and she wanted to repay the favor... As for everything else, she no longer cared... At the Company... As Stella arrived, she noticed that most of the employees were engaged in a lively discussion. As she walked by, snippets of conversation reached her ears. "I heard that there are so many companies who want to buy our company." "Really! That means we’ll have a new boss." "I just hope that our new boss should be good-looking, like a Korean drama CEO." "Hey! Do you know who’s going to buy the company?" Stella heard their chatter but didn’t care about the gossip. She knew these people didn’t actually care about who would buy the company or for what price. They just wanted to gossip. But she... She cared... and she was here to secure a good deal for her company. "Of course, it’ll be Kingston’s, the RK Group. Who else in the city is powerful enough to challenge them?" Stella, who had been about to continue walking, stopped in her tracks. A name, both familiar and unfamiliar, reached her ears. "The Kingstons..." "RK Group..." Suddenly, memories Stella had locked away began to surge like a storm. Her mind was filled with those memories like a flood. Stella felt dizzy. It was as if she were still trapped in that RK mansion, surrounded by cold walls. Stella had thought she had long forgotten about him, but it seemed that it was just her illusion. [Flashback] Six Years Ago... In the RK Mansion... Stella walked out of the gate inside the living room. But her expression was somber. She moved as if in a daze. "Madam, what happened to you? Why do you look so pale and weak?" The one who spoke was Mia. She was working for Kingston's for years and always treated Stella like her daughter. Seeing her pale face and weak demeanor, Mia was worried. "Mia... Don’t worry, I’m fine. It’s just..." Stella glanced at the reports in her hand and said, "I haven’t had my period for two months, and when I went to the hospital..." She didn’t finish her sentence, looking at Mia with a mix of expectation and worry. They just stared at each other. Mia understood what Stella wanted to say. She was pregnant. But Mia also knew about the relationship between Mr. RK and Stella. She didn’t know what to say. In the end, she just congratulated her. Stella didn’t say anything and kept staring at the reports in her hand. She had been married to Rene Kingston for three years. But theirs was not a marriage of love... It was a contract marriage, with a three-year time limit. Because the woman he loved was her sister. RK had been about to marry her sister, Sophia, but for some reason, Stella had ended up replacing her sister. From the day they married, he had told her that their marriage was just a three-year contract and nothing more. For RK, their marriage was indeed just a contract, but for Stella, it was a beautiful gift from God. Because only she knew how happy she was when she found out she was going to marry RK. The man she had loved throughout her youth. All these years, Stella had given her best in this marriage, hoping that maybe, just maybe, their marriage would work out. Maybe he wouldn’t divorce her. Maybe he would want to stay with her... Maybe he would give their relationship a chance because of the child... Stella was still lost in thought when suddenly, a voice came from the door, shattering all her hopes and illusions. "I don’t want this child." The voice was cold and hard. Stella and Mia both turned to look in the direction of the voice. RK was standing at the door, staring at Stella. His face was cold and expressionless. It was impossible to tell what he was thinking. He had a very handsome face and blue eyes. His blue eyes were like the deep ocean. If you looked into them. Then you would be drowned in it. Chapter 2 RK walked in and stood in front of Stella. He appeared like a king, towering above the world and looking down upon everyone as if they were nothing. With his tall frame and commanding aura, he exuded an undeniable power. Stella sat on the sofa, overwhelmed by his presence. She remained seated, staring at him, shocked by his words. She never expected this man to be so cold-blooded, uttering such harsh words without a second thought. There was no hesitation in his voice when he said he didn’t want the child. Stella looked into his eyes, trying her best to remain calm and hold back her tears. She didn’t want to appear weak in front of this cold man. The two of them just stared at each other in silence. After a while, RK walked over and sat opposite Stella. As he sat down, his assistant, Alex Triston, placed a stack of papers on the table. At the top of the papers were the words "Contract Expired." Alex looked at Stella and said, "Miss Richard, according to your contract with Mr. RK, three years have now been completed. Please sign here and finalize the process." Stella noted the change in how Alex addressed her—from Mrs. RK to Miss Richard. Even though she still hadn't signed her name. A mocking smile appeared on her face. She was sure that Alex wouldn’t have dared to take her so lightly, if it hadn’t been ordered by someone, of course, and that someone was none other than her husband. RK took the pen and signed his name without a pause or thought. After finishing, he looked at Stella and said, "You can stay here for a week and look for the house." Stella looked into the man's eyes which are calm as a lake. There was no regret, sadness, or hesitation—nothing. It was as if he felt nothing about their relationship, which had suddenly gone through such a big change. But as this thought crossed her mind, she scolded herself. "Stella, are you a fool? How can you expect any regret or sadness from this stone-hearted man?" But still, she couldn’t control her emotions. Because she had loved this stone-heated man for so many years. Stella didn’t say anything and just looked at the man with whom she had spent the past three years. She had seen his face every day, yet now, as she looked at him, she still found him strikingly handsome. But... he was also the man who had shattered her heart into a thousand pieces. She didn’t want to show her vulnerability in front of him, so she tried her best not to cry. Her hand trembled as she held the pen. She looked at the papers, saw his elegant and strong handwriting, and signed her name. Just like her heart, her handwriting was also broken. Stella was shattered inside, but she didn't show this on her face. After she signed her name, she took a deep breath and said, "I am very grateful to Mr. Kingston that he allowed me to stay here for a week, but after our contract expires I don't think I should stay here. I will leave immediately." After speaking, Stella glanced at Mia and asked, "Mia, can you help me pack my things?" Mia looked at Stella's face and saw how hard she trying not to cry and her heartache. She didn't want to do this, but she had to do it. Stella went upstairs to pack her belongings, while RK watched her retreating figure, his emotions unreadable. Stella looked around the room where she had lived for three years, her eyes turned blurred... She can't hold back her tears. She knew their marriage would end someday, but she hadn’t anticipated such intense pain in her heart. Stella didn’t have many things to pack. She just packed her belongings but left everything RK had bought untouched— not even a single piece of clothing. Mia watched her in silence, unsure of what to say. Stella wiped away her tears and said, "Mia, don’t worry about me. I’m fine. It’s just that I’m not his Mrs. Right." With that, she grabbed her bag and headed downstairs. Downstairs... RK was still sitting on the sofa, watching Stella. But Stella didn't want to look at him and was ready to leave... "Where are you going?" Suddenly, his cold voice cut through the silence. Stella paused and turned to look at him. She hadn’t been on good terms with her family from the beginning, and after her marriage, it had been nearly impossible to maintain any connection with them. As for him, they were now divorced, so she felt no reason or obligation to tell him where she was going. "I don’t think my whereabouts has anything to do with Mr. Kingston. We’re already divorced and have nothing to do with each other. Mr. Kingston must be focused on his future wife, not on his ex-wife..." Stella's tone was cold and it was like she was throwing daggers from her mouth. She couldn’t comprehend his hypocritical behavior. She wondered if it was her imagination or not, but it felt as though, after mentioning his future wife, the temperature in the room had dropped a lot. She felt a chill spread through her body and decided to leave. "Wait a second." His voice was firm and allowed no rebuttal. Chapter 3 Stella heard his voice and stopped. There was a little bit of hope in her heart. The man's eyes were dark and cold, filled with mysterious thoughts, and a layer of fog surrounded him. Suddenly, he spoke, "I don't want this child. Don't forget to take it out." RK looked at the woman in front of him and thought. She seemed like a pure and beautiful woman, and he didn't want her to carry his burden. Stella's hand, which was holding her luggage, trembled, and the little bit of hope in her heart vanished. She felt like someone had stabbed a knife into her heart. He had broken her heart so many times, but... she didn’t know why she still felt hurt every time it happened. "Boooom." His words exploded in her head like a bomb, and the little bit of hope she had left in her heart was also gone. The hands holding the bag tightened. She felt like someone had stabbed her heart, and she could smell the blood. Suddenly, she laughed at herself. She felt like a fool. How could she expect anything from a man who was so cold toward his child? "If you don't want this child, then why did you sleep with me?" She wanted to yell at him, but in the end, she didn’t say anything. He had once told her that he liked children, which was why she hadn’t taken the pills. But... It was as if he liked children but not with her. Stella's heart was in so much pain, but she didn’t want to let him see her tears. She didn’t turn around, keeping her back facing him. Stella took a deep breath and said, "Mr. Kingston, don’t think too much. I also don’t want this child at all. I have already decided to get rid off it." She was about to leave but then stopped and said, "One more thing, I hope we don’t see each other again in this life." After she said, Stella didn’t stop for a minute and left. At first, she didn’t want to leave this place, but now... She felt suffocated. Stella held her bag tightly and left without looking back. RK watched the woman’s back, struggling to keep herself straight and not stumble. His eyes were dark and filled with unreadable emotions. Only after her figure disappeared from his sight did his tense back relax. [Flashback end] "I am sorry, I didn’t see you..." Suddenly, a man bumped into Stella, who was standing in the hallway. Files fell to the ground. But because of this she also came back from the memories from six years ago. "No, I am sorry," she said, helping him pick up the files before going into the elevator. As the elevator door opened, Jack Paul stood outside and greeted her. Jack Paul looked at Stella with a smile and said, "Stella, here you are. How are you? You are new here. If you need anything, please feel free to tell me." Stella looked at him and nodded. "I am fine, thank you." As they talked, they went to his office and sat down. Jack looked at Stella and said, "Stella, I am very happy that you accepted my offer and came back." As he spoke, he handed her a red file and continued, "I am sure you have heard that our company is going to be acquired by someone. This file contains the reports I made; take a look." Stella took the file and nodded. Jack continued, "Many companies want to buy our company, but among all of them, RK Groups is the best. However, the price offered by Mr. RK was too low." He paused and said, "This time, I ask you to come back so that you can turn the situation around." "RK Groups... Rene Kingston..." Stella's hands holding the file trembled. The memories she had locked away deep down in her heart suddenly resurfaced. Stella calmed herself and said, "I will do my best." "That’s good," Jack laughed and said. "Now that you have taken on this project, I am not worried anymore." Chapter 4 The next day, at a coffee shop... Stella had already organized all the documents and asked the negotiation director of the RK Group to meet her at the coffee shop. As she was waiting, a man wearing a black suit and gold-rimmed glasses came over. But when he walked over and saw Stella, he looked shocked. Stella also looked at the person in front of her and was shocked, too. Because the one standing in front of her was RK's assistant, Alex Triston. For a moment, both of them stayed quiet. It was Stella who took the initiative and said, "Long time no see." Alex heard her words and quickly regained his composure. He nodded and sat down. Stella didn’t waste much time and went straight to the point. "Mr. Triston, here are the documents. If you find them satisfactory, please sign them." As she spoke, she pushed the documents in front of him. Alex looked at the eye-catching price of 70 million and was shocked. "Miss Richard, the RK Group can only offer 40 million. The price your company is asking for is very high." Stella didn’t want to sign this contract from the beginning. She would never let that man become her boss. She felt like she was wasting her time on the RK Group and should find another company. "It's alright, but we can't sign this contract." She said, packing her things and deciding to leave. Alex saw that she was about to leave and that she wasn’t interested in this deal, and he panicked. He rushed over and stopped her. "Miss Richard, please wait. Let me call and ask about the price again." Stella stopped and nodded. "Of course." Alex stepped to the side and made a call. **** At the RK Group's CEO office... RK was sitting in the head chair, listening to a report from the marketing department, when his phone rang. RK glanced at the phone and hung up. He didn’t like being disturbed at work. But after a few seconds, it rang again. The people standing in the office saw his cold expression and trembled. They felt like the person on the other side was about to die. RK's face didn’t look good, and the people reporting to him felt a chill down their spines. RK picked up the phone and asked, "What is it?" His voice was cold. Alex reported the situation on the other side. "Tell them it’s not going to happen. 70 million is too much; they’re not worth it." After he finished speaking, he was about to hang up. But Alex said something that made him pause for a while. His fingers tapped on the table, and after a minute, he replied, "Okay, then let's agree to 70 million." After that, he paused for a moment and added, "Tell her I’m coming to the company, and ask her to personally explain to me how it’s worth 70 million." After he spoke, he hung up the phone. There were some unknown emotions in his deep blue eyes. The people from the marketing department heard his words and were shocked. "The CEO is going to personally sign the contract." "Is that negotiation really worth his visit?" Moreover, they knew that in this negotiation, Mr. Kingston didn’t need to be personally involved. All of them had question marks on their faces. **** Alex wasn’t too far away, so Stella could hear parts of his conversation. She heard Alex directly reporting her name to the person on the other side of the phone. Within just three minutes... "Miss Richard, wait! Mr. Kingston said that they have no problem with your price. The agreement must be set according to your company’s plan. Let's quickly sign the deal so that no one can back out." After he finished speaking, he took out the documents, signed his name, and handed the pen to Stella. Looking at his arrogant attitude, as if he had already bought her company, Stella was a little shocked. She stared at the pen in a daze. She hadn’t expected the agreement between the two companies to go so smoothly and effortlessly. Stella felt like she had made her stand clear by not lowering her price and being firm in her decision. But who would have thought that RK would be even more determined than she was in the acquisition of the company? He even agreed to sign the contract at her price. "Didn’t he pride himself on never changing his decisions, no matter what? Then why did he change this one?" she thought. "Was it because, after living with the love of his life, he changed?" But no matter what. Now, what could she do? Stella took the pen and signed her name. She didn’t care about him anymore. Anyway, she wasn’t going to stay here. Usually, she didn’t want him to become her boss, but what could she do? She needed to finish this job and leave quickly. Alex put the documents back, shook hands with her, and said, "Miss Richard, from now on, we’re colleagues in the same company. Please take care of us in the future!" Stella just gave him a forced smile. Only she and God knew how much she didn’t want this man to be her boss. Alex looked at her and added, "Miss Richard, please go back to the company quickly. Mr. Kingston will be there in a while. He said he wants you to... personally explain how your company is worth 70 million." Alex also didn’t know why his boss wanted Miss Richard to do it personally, after what happened between them before. But as an assistant, he could only do as he was told. ***** On the way back to the company... Stella was sitting in the car, but her mind was filled with thoughts of how RK would soon become her boss. "Ahhh! Stella, you’re the best. You just signed the contract as soon as you showed up!" The one who speak was the assistant to the director of the company. "Stella, you don’t know, but before you came, Mr. Paul sent many people to negotiate with Mr. Kingston, but he only kept lowering the price." She hugged Stella and said happily, "Stella, you’re our lucky star." Stella just lowered her head and didn’t speak. Because it wasn’t what she wanted. Lily continued, "Stella, you just came back, so you probably don’t know much about the city, right?" As she spoke, she leaned closer to Stella’s ear and whispered, "Let me tell you, Mr. Kingston is the most handsome man in X City. He’s not only handsome but also rich and capable. He’s the dream man of many women in the world." Stella heard her words and felt speechless. "I heard that he had a fiancée before, but he already left her, six years ago," Lily said. "He didn’t marry her sister?" Stella couldn’t believe they hadn’t married yet. Didn’t he give her a divorce because he wanted to marry her sister? She thought that by now, they must be married, have children, and be living happily together. "Stella, here you are." When Jack heard that Stella had reached an agreement with RK Groups, he personally came to welcome her with a big smile on his face. "Stella, you didn’t disappoint me. Quickly, go to the meeting room and sit for a while. Mr. Kingston will be here soon, and you will come with me to welcome him." LEARN_MORE https://redtgb.com/market/buenovela/3?lpid=14478&u Indulge in story https://www.facebook.com/61552702618591/ 866 0 0 1969-12-31 18:00 0 0 0 0 0 0 Learn More 0 redtgb.com DCO https://redtgb.com/market/buenovela/3?lpid=14478&utm_campaign={{campaign.name}}&utm_content={{campaign.id}}&adset_name={{adset.name}}&adset_id={{adset.id}}&ad_id={{ad.id}}&ad_name={{ad.name}}&placement={{placement}} 1969-12-31 18:00 https://scontent-iad3-1.xx.fbcdn.net/v/t39.35426-6/461700748_896829415136386_2800863049063417918_n.jpg?stp=dst-jpg_s60x60_tt6&_nc_cat=110&ccb=1-7&_nc_sid=c53f8f&_nc_ohc=gAVgy38VDPwQ7kNvgGcYksW&_nc_zt=14&_nc_ht=scontent-iad3-1.xx&_nc_gid=AtEHkmJ4amutMfMhES-MmhD&oh=00_AYAluJkFHszwA69A6fn9VqgeQ6J8rfkeoU2Qg1slKwbhCw&oe=675CC706 PERSON_PROFILE 0 0 0 Indulge in story 0 0 1969-12-31 18:00 View Edit
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